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lunes, 10 de octubre de 2016

SOMOS ,.., LO QUE HACEMOS

Siempre he pensado que el modo de actuar de una persona refleja sus creencias, su actitud y aptitud ante la vida y un sin fin de cosas, pero con el devenir del tiempo me planteo si lo que hacemos es lo que creemos o nos dejamos llevar por la inercia de la vida sin revelarnos ante los acontecimientos diarios.

Es cierto que como  personas que somos, lo normal y digo normal, es que tengamos unos valores, objetivos y creencias, con una cierta motivación, sino clara al menos definida. Lo que también parece claro es que sin un propósito  una intención es difícil marcar el rumbo de nuestra vida y  esto se transforma en dejarse llevar por la inercia del movimiento, sin saber lo que queremos o a donde nos dirigimos.

Tener unas cualidades y no utilizarlas es como  tener un potencial y desperdiciarlo, sin marcar un rumbo puede llevarnos a cualquier parte, pero sorprendentemente sin  destino ni intención en cuanto a meta conquistada.

En el caso de las personas ocurre algo similar, de nada sirve ser una persona excelente o un profesional valiosísimo, si no lo demuestras una y otra vez, por que lo que te hace distinto no es lo que eres, es lo que haces, por eso es lo que hacemos y no lo que somos es lo que nos hace de alguna manera diferentes y exclusivos, sin olvidar que lo primero es consecuencia de lo segundo.

También es cierto y está totalmente comprobado en la mayoría de las personas que nuestras creencias y valores influyen en nuestras capacidades y estas en nuestro comportamiento, es como una cadena en la que cada acción provoca una reacción que va materializando una evolución.

Si nos ponemos un poco escépticos y vamos un poco más halla hablando de evolución personal nos damos cuenta que  aunque  evolucionamos continuamente, nosotros no somos los mismos que ayer, pues algo se supone que hemos aprendido en el paso del tiempo y nuestras creencias ha variado. Esto supone indirectamente que lo que hacemos como consecuencia de lo que creemos vaya variando en el tiempo, lo cual no es cuestión baladí, pues supone una continua variación.

Esta variación personal define nuestro comportamiento puntual en este momento, tu momento y mi momento, pero sólo es factible si hacemos algo y no permanecemos estáticos en el tiempo; es por eso que lo que somos sólo lo podemos descubrir si hacemos algo cada día.

Cada uno tenemos unos objetivos en esta vida, pero si algo nos caracteriza a los humanos es el pasar por la vida dejando algo de nosotros percibible en nuestro entorno más inmediato y para ello sólo es posible si nos planteamos el objetivo de dejar algo tangible con lo que hacemos, pues lo que está claro es que las palabras se las lleva el viento.

Ferrán Aparicio
                                                             10 de octubre de 2016