Hay
momentos de la vida que uno se siente estancado, bien porque no avanza ni física
ni emocionalmente, bien porque no sabe para dónde tirar cayendo en el sello del desconcierto.
En realidad no es que sean
momentos malos, en estricto sentido, sino que con el paso del tiempo sientes
hastía hasta la eternidad y que no estás evolucionando, que no creces., te
sientes y estás atascado.
La sintomatología es muy
clara y es que la vida es muy igual de un día para otro y la costumbre se
convierte en rutina, como un moho que se
va esparciendo psicológicamente en nuestra vida, sin pena ni gloria, como se
diría coloquialmente.
En contra de ésta situación
debemos mentalizarnos que la vida es y debe ser un movimiento constante, ganando
fuerza mientras lo haces, pues el estancamiento es un estado en el que no logras
ponerte en contacto con tus sentimientos y emociones más genuinas.
No se trata de aplicar el
principio de acción, sino de generar un verdadero impulso hacia aquello que te
enriquezca y haga más significativo el hecho de vivir.
Siempre hemos oído aquello
de que hay tres cosas en la vida, salud, dinero y amor, y como dice la canción,
el que tenga las tres cosas que le dé gracias a Dios, pero en realidad no es
realmente cierto, pues puedes tener esas tres cosas y permanecer estancado.
Dice el dicho que Vivir sin
vivir, no es vida, pero deambular por la vida es una pérdida de tiempo que
nunca vuelve, pues el tiempo de existencia es muy corto como para
desperdiciarlo en rutinas inútiles y relaciones insatisfactorias.
Al final de todo y del camino, la paz y tu
felicidad, son el único objetivo por el que en verdad debes enfrentarte,
pues como dice un amigo que no para, ya
descansaré cuando haya muerto, por lo que sino avanzas, cambia o al menos se
consciente de que no se puede parar pero si aquietar tu vida para centrarte en
la elección un nuevo camino desde el punto en que te encuentras.
Las etapas de estancamiento
deben mirarse con cuidado y a veces exigen solamente un proceso de toma de
conciencia y un replanteamiento de las condiciones en las que se vive,
cumpliendo con lo que se te pide, tanto en el plano laboral, como en el plano
personal, pero debes pensar que si no
quieres implicarte demasiado, el que estás perdiendo la oportunidad eres tú
mismo, no los demás.
Al final sólo se trata
de no eludir los desafíos y enfrentarte a un posible reto,
o a una novedad, poniéndote a prueba y dándole
sentido a ello, para evitar tu atasco
emocional.
Ferrán Aparicio