Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta CONGRUENCIA SANA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CONGRUENCIA SANA. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de febrero de 2014

CONGRUENCIA SANA

No se si me estoy haciendo mayor, o es que últimamente tengo desvaíos mentales, pero los mensajes que percibo son contradictorios y no muy congruentes.
No se si son las circunstancias que me rodean o el momento que estamos pasando; donde pasamos de la indignación a la conformidad formal y de contenido, como el que pasa página de periódico al leer una incongruencia vital, pero lo cierto es que siempre he oído que el secreto de estar sano es ser congruente.
La armonía como concepto tiene muchos significados, pero nos acerca a la idea de elementos, ideas, conceptos relacionados entres sí, con un equilibrio de las distintas partes con el todo y cuyo resultado nos transmite una sensación placentera de bienestar.
Si introducimos la armonía en nuestra vida, lógicamente llegaremos a una congruencia por el equilibrio innato que conlleva y con ello quiero decir que sentir, pensar, decir y por último hacer, debe ser una ceremonia armónica y coherente que transmita una congruencia sana, o al menos eso pienso e intento diariamente.
Me ha costado mucho tiempo equilibrar los niveles del sentir, pensar y decir, pues siempre y quizás por inseguridad he atendido a lo que los demás querían decir, sentir o pensar, antes que a lo que a como yo me sentía.
Tras muchos años he aprendido a pensar lo que siento, y a decir lo que pienso, si resulta imprescindible y necesario, pues aquello de que el que calla otorga, otorga muchas posibilidades y oportunidades de hablar a la larga y sobre todo de hacer lo que digo, algo que parece sencillo pero que en realidad cuesta mucho llevarlo a la practica, bien por carácter o bien por semblante.
Pero cuando por distintas circunstancias personales, los niveles del sentir, pensar y decir no se hallan sincronizados en armonía, demostramos ser incongruentes y eso supone el mayor obstáculo para conseguir nuestras metas y objetivos, por pequeños que sean.
El aceptar como nos sentimos y sentir lo que pensamos, nos ayuda a impulsar la idea que querer es poder en cuanto que hay un acto firme de voluntad, un inicio del procedimiento proactivo hacia nuestra meta.
En definitiva se confirma el silogismo de que querer es poder pero siempre apoyado con el pensamiento positivo de ser congruentes armónicamente entre lo que sentimos, pensamos, decimos y finalmente hacemos, pues lo demás es vivir engañados.
Ferran Aparicio
19 de febrero de 2014