Todos los familiares tienen secretos guardados, hasta las más normales, y por ley de vida se los llevan a la tumba a criar malvas pues los silencian, bien porque no tienen una importancia relevante o más bien por todo lo contrario, pues los secretos forman una estructura que se deslizará de diferentes maneras sobre las generaciones siguientes, aunque sea del desconocimiento de las personas o de las circunstancias colaterales que han tenido en la historia de nuestra familia.
Muchas veces quizás sea mejor no conocerlos pues pueden producir en los descendientes, fobias, repeticiones, psicosis y manías persecutorias por algo heredado que no se ha vivido personalmente.
Pensado fríamente, nuestros apellidos muestran el concepto de la familia como algo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros.
Recordemos que desde la perspectiva de lo Trans-generacional cada uno de nosotros está habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de catorce personas, si sumamos todos los secretos que han podido guardar cada una de estas persona, nos damos cuenta de la cantidad de información que hemos perdido o simplemente desconocemos, si bien cuando algo se guarda tan íntimamente, es porque no resulta ni justo ni necesario su conocimiento, a efecto de evitar un manantial insano de traumas y conflictos para los que lleguen detrás.
También hablando en voz alta, quizás sea mejor no conocer los secretos que otros vivieron o callaron que su razón tendría y en el fondo nos han hecho un grato favor, pues los duelos no hechos, las lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y lealtades familiares invisibles podría pasean sobre los hijos y los descendientes, sin una razón determinada.
Si somos realistas, también cada uno de nosotros dentro de nuestra familia, tenemos nuestros secretos y es que el humano siempre guarda un trozo de tarta que esconde para sí mismo y cuando el secreto lo porta un miembro de la familia, éste lo vive como un cuerpo extraño y molesto, su cuerpo lo vive como un resquemor que tiene que salir a fuera, pero por miedos o respeto a la familia, lo mantiene en silencio.
Sabemos además el poder de la comunicación no verbal, si alguien delante de ti se calla una información importante, se delatará pronto o temprano con algún gesto inconsciente, aunque muchas veces más saber una verdad, aun cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, hay que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo.
Forran Aparicio
1 de marzo de 2022