La verdad es que la ingenuidad
e inocencia de un niño no es sustituible por nada y esto se aprecia cuando llega la etapa de leer
las cartas ilusionadas de los niños, dirigidas
a los Reyes Magos de Oriente. La verdad que como niño mayor, nunca me lo había planteado,
especialmente porque cada día necesito menos cosas materiales, aunque quizás
más cariño espiritual, venga de quien venga.
Quizás
y sólo quizás y después de un año lleno de cambios que unos han sido un regalo
y otros, un desazón y desengaño gordo, no os voy a pedir algo que ya no tenga,
desde siempre, y es simplemente ser cada
día más consciente de lo que tengo y de lo que no tengo, de a quien tengo y a quien
no tengo y lo que de alguna manera debo aceptar para al fin y al cabo mejorar
en mi vida.
Cuando
nací fui regalado con un don, la racionalidad intuitiva de la fuerza de trabajo, un don muy
especial y escaso, y le estoy agradecido a la vida, es por ello que tenga pedir
en esta carta el valor de vivir de nuevo la vida desde el corazón para
descubrir y vivir toda su magia, eso sí desde una etapa más adulta y menos
inocente que permita a mi mente embaucadora fabricar argumentos absurdos y
coartadas irrelevantes para escaparme de
un miedo, culpar a los demás o disfrazarlo de sabiduría, con palabras vacías.
Por
pedir que no quede y es descubrir todo lo que hay en mi subconsciente, materia
gris que me emociona y hoy aún desconozco, como casi de todos los humanos pero
puestos a pedir privilegios, tengo que pedir lo mejor que tengo dentro como
algo mío y a lo que aspiro.
Visto
también que ya reconozco ese estado de la vida
que uno peina canas y habiendo aceptado mi situación como la que es,
pido ser capaz de amar a la vida y a los
demás, confiando y aceptando los momentos y situaciones que llegan a mí, sin
reprochar nada porque todo tiene un íntimo y profundo sentido, por aquello de
que todo llega en su justo momento, aunque no siempre sea capaz de verlo en el
momento concreto en que pasa.
Como
todo sucede como debe suceder, en su preciso y concreto momento y estoy muy
convencido, sólo os pido que me deis luz y sabiduría para poder verlo y
encontrarle el sentido lo antes posible y sin elucubrar pensamientos falsos, ni
auto engañarme con ellos, para saber aceptar la vida tal como llega y confiar
en ella, pues lo que está claro es que es sin duda el mejor regalo, y ese ya lo
tengo.
Que
sepa no buscar culpables en los demás de lo que a mí me pasa por dentro, porque
a veces no me gusta y sale en forma de exigencia, de ira incontrolada o de pena
por mí mismo, pues si soy feliz en mi soledad y en la elección de la acción de
cada momento, también es necesario ser capaz de estar atento a lo que sucede a
mi alrededor, siempre desde mi corazón bien abierto, aceptando mis limitaciones
y las de los demás, que en el fondo son las mismas.
Siempre podrás escribir y enviar tu carta a los Reyes
Magos con tus deseos para el año nuevo, año, porque al fin y al cabo y a pesar
de su realeza,…, son magos.
Ferran
Aparicio
5 de Enero de 2017