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jueves, 30 de abril de 2015

EL SINDROME DE LA FELICIDAD APLAZADA


 Es cierto que una de las cosas que todos los humanos por unanimidad deseamos fervientemente es ser felices en esta vida.
También es cierto que en esta vida más vale ser alegre que ser triste, pues es la felicidad la que nos va a llevar al éxito ,pues lo que ya hemos o tenemos superado es el hecho que los éxitos no nos van a generar felicidad sino a ver y disfrutar de objetivos cumplidos.

Los humanos, por humanos que no divinos que somos, nos pasamos la vida poniéndonos metas y objetivos, y una vez superados u obtenidos perdemos cualquier aliciente sobre la energía que hemos invertido,  generando de nuevo otros de mayor alcance, tamaño o intensidad.

El síndrome de la felicidad aplazada lo que nos ayuda a comprender es este proceso, la felicidad no se genera una vez obtenido lo que queríamos; pues  la oportunidad de ser feliz nunca llega al posponerla ya que  lo que no nos damos cuenta es que la oportunidad siempre la tenemos en cada momento de nuestro presente y no es cuestión de objetivos, éxitos y otras prebendas cumplidas.

Cuando llegamos muchas veces a comprender que el secreto está en el camino y no en la meta, muchas veces ya es tarde pues el objetivo se ha  cumplido con la correspondiente pérdida inmediata de interés que esto nos produce.

Respecto a la posesión que no deseo, está claro que la felicidad no es lo que tienes sino lo que eres y eso se denota en como transmites tus energías en lo que haces; como te relacionas o simplemente como convives.

El problema del síndrome de la felicidad aplazada, es que el tiempo nunca vuelve, por lo que no podemos recuperar situaciones de cualquier índole en el pasado, ni tampoco podemos sacrificar la felicidad del presente por un futuro circunstancial de dudosa existencia.

Cosas como la actitud positiva, valorando los aspectos que tenemos y sentimos en el presente, es un buen punto de partida para planificar aquello de lo que dudamos, eso si en el aquí y ahora y dentro de nuestras propias circunstancias, sin envidias ni anhelos, pues lo que está claro en cualquier caso que para ser feliz no sólo hay que tener un plan de acción premeditado en cuanto a consciencia se refiere, sino aprender a tomar decisiones valientes disfrutando de su aceptación para evitar el síndrome de la felicidad aplazada.

En cualquier caso no debemos confundir éxito y felicidad, ni tampoco aplazar nuestra vida pues más allá de los resultados que conseguimos está como nos sentimos en el camino mientras luchamos por nuestro objetivo y sólo en la cuestión que te provocas se puede vivir disfrutando de las oportunidades que se presentan.

                                                               Ferrán Aparicio
                                                            30 de abril de 2015