La verdad y como siempre o al menos
últimamente, no sé si por casualidad o causalidad, me está rondando últimamente
la ley de atracción como medio de conseguir aquello que me propongo, sin
embargo y a pesar de la conocida tesis del “el secreto” (The secret), no sé
cómo meterle intelecto que no mano, a esta atracción fatal que me persigue o
soy yo la que le persigo yendo por delante.
Es cierto que la perseverancia como
virtud basada en una constancia acaba atrayendo lo que buscamos sin límites,
sin embargo ya es hora de tomar una pausa, aquietar mi vida, nuestra vida o la
suya misma y empezar a plantearnos que es lo que definitivamente buscamos o
queremos atraer hacia nosotros.
Estoy convencido de que se consigue
un efecto mucho más duradero siendo disciplinado y siguiendo una rutina
constante durante mucho tiempo que concentrando todas las fuerzas en un plazo
mucho más corto.
Durante los años que llevo
trabajando en lo público he visto a mucha gente que ha empezado con muchas
ganas y a un ritmo imposible de sostener y que, lógicamente, se ha
quemado rápidamente.
Quizás y sólo quizás, me ronda por la cabeza
esa necesidad de aquietar, pues después de la experiencia laboral y
empresarial, pues al fin y al cabo una profesional liberal de más de
veinticinco años es de ser un empresario, aunque sea a riesgo y ventura de caer
en un precipicio , que ha llegado el momento
de tomar las cosas con calma e
independientemente de todos esos rollos mediáticos de los maravillosos
emprendedores que no están mal para los tiempos que corren hay que empezar a
plantearse a respetar los tiempos y los plazos necesarios como para
replantearnos la vida.
En definitiva y con la experiencia
de la vida y la famosa teoría de Green, todos sabemos ya que las cosas llevan
su tiempo y sus plazos, por lo que la nueva postura del “newage”, es que se
centra en trabajar en atraer y generar interés que empujar o acosar. Quizás y
sólo quizás sea cuestión baladí de la edad, de la experiencia o quizás de los
tiempos y circunstancias que corren pero esta nueva filosofía es aplicable a
todos los campos de la vida.
Es cierto que cuando algo nos ronda
en la actualidad es más fácil encontrar un variopinto número de contestaciones o
sugerencias, a veces en el mismo camino o a veces contradictorias o diversas en
internet, pero lo que también es cierto es que esto provoca el acercarnos a un
planteamiento afín a nuestras circunstancias y quizás al camino que deseamos
simplemente por atracción fatal.
La atracción fatal además de una
respuesta a nuestra economía es un impulso de nuestra autoestima en cuanto a
todos nos gusta acercarnos o conseguir aquello que nos hemos propuesto aunque
no sea un éxito perfecto, pero sin en su camino.
Lo que en definitiva queda claro es
que en cualquier caso es mejor atraer que pedir, pues es una demostración de lo
que somos capaces de hacer lo que haces y no lo que dices que haces,
especialmente pidiendo. Os animo a visualizar vuestro momento, vuestras
necesidades, que de las mías ya me ocupo yo, eso si demostrando al mundo lo que
eres capaz de hacer mediante tu atracción fatal pero coherente.
Ferrán
Aparicio
15 de febrero de
2015