El término alma se puede aplicar,
según las más antiguas interpretaciones, a los seres vivos en general como su principio constitutivo. En sentido tiene
muchas interpretaciones y significados en función del contexto circunstancial
en el que se expresa, pero normalmente tiene en común el principio vital de los
seres que poseen vida, y en especial del
hombre.
También
se puede interpretar como la parte moral
y emocional del hombre en oposición a la intelectiva, que además es lo que da vida, aliento y fuerza a una
cosa. El término también se usa en una acepción más particular si se refiere a
los seres humanos; en este segundo caso, según muchas tradiciones religiosas y
filosóficas, el alma sería el componente espiritual de los seres humanos.
En
el transcurso de la historia, el concepto del alma pasa por diversos intentos
de explicación. Desde el dualismo del idealismo filosófico y de la gnosis, a la
interpretación existencialista de un todo con dos aspectos específicos, que son:
lo material y lo inmaterial.
Platón
consideraba el alma como la dimensión más importante del ser humano. A veces
habla de ella como si estuviese encarcelada en un cuerpo, si bien tal idea la
toma prestada del orfismo.
Aristóteles
definió la Psyche como "forma específica de un cuerpo natural que en
potencia tiene vida". También la entiende como "la esencia de tal
tipo de cuerpo" La forma o esencia es lo que hace que un ente sea lo que
es y es por esto que entendemos que el alma es lo que define a un cuerpo
natural.
Jacques-Marie Émile Lacan (París, 13
de abril de 1901-ibídem, 9 de septiembre de 1981) fue un médico psiquiatra y
psicoanalista francés conocido por los aportes teóricos que hizo al
psicoanálisis basándose en la experiencia analítica y en la lectura de Freud,
incorporando a su vez elementos del estructuralismo, la lingüística
estructural, la matemática y la filosofía.
Jacques Lacan despliega las seis
pasiones del alma que propone frente a las de Descartes. Ellas son: la
felicidad, el gai savoir, la beatitud, el mal humor, la tristeza y el
aburrimiento
Las pasiones del alma son las maneras de vivir la pulsión después de que
se ha llevado el análisis a su término, entendiendo como pulsión el término que se utiliza en psicoanálisis para
designar aquel tipo de impulso psíquico característico de los sujetos de la
especie humana que tiene su fuente en una excitación interna y que tiene como fin ,suprimir o calmar ese
estado de tensión.
Lacan plantea que la queja del
aburrido es la manifestación del deseo de Otra cosa. Necesitar esa Otra cosa es
un signo de aburrimiento y, tal como el aire que respiramos, llegará a decir
Lacan, vivimos esa dimensión, en la que no se piensa lo suficiente, desde el
nacimiento.
Al final solo se trata de descubrir tu
propia alma, aunque descubras que por tu inocencia y candidez sueles ser objeto
de burlas y abusos, eso sí, sin perder la pasión que al fin y al cabo es el
motor de la vida
Ferrán Aparicio
30 de
Julio de 2018
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