Se dice
por definición que el egoísmo como
concepto es la actitud que antepone el interés propio al ajeno, lo que suele
acarrear un perjuicio a los demás.
En
definitiva es el modo de ser de quien antepone sus deseos e intereses a los de
los demás y resulta un inmoderado y
excesivo amor de sí mismo, lo que marca el carácter del que subordina el interés ajeno al
suyo propio y juzga todas las cosas desde este punto de vista.
La cuestión es
en que grado resulta ser importante el ser egoísta y cuáles son los límites que
debemos adoptar , pues quererse a uno mismo es fundamental para tener una
conducta de autoestima firme, lo que en la vida
por definición es fundamental para la vida de una persona.
La palabra,
como tal, proviene del latín ego, que significa ‘yo’, y se compone con el
sufijo -ismo, que indica la actitud de quien solo manifiesta interés por lo
propio.
El egoísmo
también puede reconocerse en todas aquellas acciones realizadas por interés
personal, para provecho propio, y sin mirar en las necesidades, opiniones,
gustos o intereses de los demás, pero quien no actúa por su propio interés me
pregunto , somos personas racionales que programados o al menos lo intentamos
nuestras vidas en función de nuestras metas e intereses intentando hacer
aquello que nos gusta siempre desde el
respeto a los que rodean.
También es
cierto que el egoísmo, como tal, es una actitud que dificulta la relación con
el prójimo, pues la persona egoísta trata y hace sentir a los demás como si no
existieran, o como si sus preocupaciones o ideas no importaran, lo que vuelve a
plantearnos la dicotomía de la actitud positiva y negativa y sus efectos en
nuestras vidas como consecuencia de nuestros actos.
En este
sentido, el egoísmo es un antivalor, opuesto a valores tan importantes para la
convivencia humana como la solidaridad, la gratitud o el altruismo, sin embargo
no podemos vivir sin fomentar nuestra autoestima a través de nuestra voluntad y
auto amor.
La clave de cómo
llevar las riendas del egoísmo está en
el pensamiento moral que plantea el hecho de que las personas siempre obran
para su propio provecho, pero de manera ética y racional, con respeto al otro,
obedeciendo al sentido común,.
El egoísmo
moral, sin tapujos ni engaños implica una normativa ética de obrar para su propio
interés, y sin embargo permite de manera opcional realizar acciones que ayuden
a otros, pero con la finalidad que el ayudar, nos dé un beneficio propio
tomándolo como un medio para lograr algo provechoso para uno mismo
Al final
cuando te lo planteas llegas a la conclusión del que el egoísmo controlado es
el resultado y el objetivo del ejercicio responsable de la soberanía individual
cuando a través de ésta se logra autodeterminación y auto realización , como
siempre sin más.
Ferrán Aparicio
1
de febrero de 2020
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