La palabra refrán procede del francés refrain y significa dicho agudo y sentencioso de uso común. Cada situación en la que nos manejemos o que nos afecte de algún modo u otro puede tener, por extraño que pueda parecer, su reflejo en el refranero popular.
Son incontables los proverbios de los que, desde tiempos inmemoriales, tira el hombre para dictar su sentencia sobre... prácticamente lo que sea.
Se dice cuando uno prefiere su gusto o comodidad a someterse a la opinión de los demás o a los convencionalismos sociales. También se emplea para recomendar actuar rectamente y de acuerdo con la propia conciencia, sin tener en cuenta la opinión de los demás.
Luis de Góngora ya lo aplicaba en el siglo de las luces adaptado al lenguaje clásico como: Ande yo caliente, y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y la mañana de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados como píldoras dorados, que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla.
Este refrán se utiliza para decir que el interés personal debe prevalecer ante la opinión de terceras personas. Con esto estamos diciendo que no hacemos caso de las opiniones de los demás personas mientras estemos conformes con lo que hacemos, digamos o incluso con lo que estemos vistiendo.
Góngora compuso esta letrilla satírica para ridiculizar una idea o una situación de poder. En un principio, parece que el autor está despreciando el poder, mientras loa la mediocridad. Ahora bien, alaba la postura del mediocre de una forma tan divertida y exagerada, que aún podría pensarse que en el fondo critica con ironía la postura del mediocre.
En cualquier caso, con ironía o sin ella, todo este juego barroco lo hace hablando de las ventajas de la mediocridad, es decir, a través del tópico aurea mediocritas.
Es una letrilla, es decir, un tipo de composición poética que está formada por versos octosílabos, y lo transcribo al completo, pues no tiene desperdicio, alguno.
Ferrán Aparicio
30 de julio de 2020
Luis de Góngora,
“Ándeme yo caliente”
Ándeme yo caliente
Y ríase la gente.
Traten otros del
gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan
mis días
Mantequillas y pan
tierno,
Y las mañanas de
invierno
Naranjada y
aguardiente,
Y ríase la gente.
Coma en dorada
vajilla
El príncipe mil
cuidados,
Cómo píldoras
dorados;
Que yo en mi pobre
mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador
reviente,
Y ríase la gente.
Cuando cubra las
montañas
De blanca nieve el
enero,
Tenga yo lleno el
brasero
De bellotas y
castañas,
Y quien las dulces
patrañas
Del Rey que rabió me
cuente,
Y ríase la gente.
Busque muy en hora
buena
El mercader nuevos
soles;
Yo conchas y
caracoles
Entre la menuda
arena,
Escuchando a Filomena
Sobre el chopo de la
fuente,
Y ríase la gente.
Pase a media noche el
mar,
Y arda en amorosa
llama
Leandro por ver a su
Dama;
Que yo más quiero
pasar
Del golfo de mi lagar
La blanca o roja
corriente,
Y ríase la gente.
Pues Amor es tan
cruel,
Que de Píramo y su
amada
Hace tálamo una
espada,
Do se junten ella y
él,
Sea mi Tisbe un
pastel,
Y la espada sea mi
diente,
Y ríase la gente
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