La comunicación verbal es la que se establece a partir de signos y símbolos lingüísticos transmitidos mediante la palabra hablada y por su parte, la comunicación no verbal es aquella que se establece mediante signos no verbales que generalmente transmiten información sobre el carácter, la personalidad o el estado de ánimo y nos animan a acercarnos mas o menos con las personas.
Pero lo que está
claro es que la diferencia entre la
proxémica y la kinésica es que la primera se refiere a la comunicación no
verbal establecida mediante las distancias físicas que ponemos al
relacionarnos; y la kinésica es la comunicación no verbal que se establece por
medio de los movimientos corporales como los gestos y también mediante la
propiocepción.
Las distancias físicas que establecemos nosotros mismos en función de nuestra empatía y relación y están determinadas por normas .
Las normas proxémicas, además, son las que reafirman a un conjunto de seres humanos como un “grupo” y no como otro, es decir, delimitan las características que tienen en común algunas personas, reforzando la identidad intergrupal, y en ocasiones dificultando la identidad intergrupal.
La kinesia, es un fascinante campo de estudio, explora cómo nuestros gestos, posturas y expresiones faciales actúan como un lenguaje en sí mismo, revelando emociones y pensamientos sin necesidad de palabras. Esta disciplina, arraigada en la psicología y la comunicación, se sumerge en el rico universo del comportamiento no verbal, destacando su papel indispensable en las interacciones humanas. Más allá de ser simples reacciones instintivas, estos movimientos y gestos son un reflejo de nuestro estado emocional y mental, y juegan un rol clave en la forma en que nos percibimos y conectamos con los demás.
La kinesia abarca desde las sonrisas y miradas hasta la postura y el tono de voz, todos elementos cruciales en el tejido de nuestra comunicación diaria. Estos componentes no verbales pueden reforzar, contradecir o incluso reemplazar nuestras palabras, haciendo de la kinesia una herramienta poderosa para entender mejor nuestras relaciones personales y profesionales. Además, el estudio de la kinesia nos ayuda a ser más conscientes de cómo nos expresamos y cómo somos percibidos por otros, lo que es esencial para una comunicación efectiva y empática, independiente mente de la distancia que toemos consciente o inconscientemente.
Ferrán Aparicio
30
de septiembre de 2025
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