Hay frases que atraviesan los siglos y se instalan en la memoria colectiva. “La suerte está echada” es una de ellas.
Hoy la decimos casi sin pensar, cuando una decisión ya no tiene marcha atrás, cuando hemos pasado ese punto invisible que separa la duda de la acción, pero su origen está marcado por una noche decisiva en la historia de Roma, una noche en la que Julio César se jugó el destino de un imperio.
El río Rubicón apenas es un hilo de agua en el noreste de Italia, pero sin embargo, en el siglo I a. C., su cauce marcaba una frontera sagrada: la que separaba la provincia romana de la Galia Cisalpina del territorio de Italia. Ningún general tenía permitido cruzarlo con sus tropas armadas. Hacerlo era un acto de rebelión, un desafío directo al Senado y a la República.
Era la noche del 10 de enero del año 49 a. C.. bajo un cielo invernal, Julio César se detuvo frente al Rubicón con su Legión XIII Gemina. Sabía que al otro lado lo esperaban la ilegalidad, la guerra y la gloria o la ruina. Durante un instante dudó, consciente de que aquel paso cambiaría su vida y la de Roma.
Cuenta el historiador Suetonio que, finalmente, César dio la orden de avanzar y pronunció las palabras “Alea iacta est”, que en latín significan literalmente “el dado ha sido lanzado”.
Cuando César lanzó su frase, no solo estaba hablando de azar: estaba aceptando las consecuencias de su decisión, como un destino, como un dado en el aire, ya había sido lanzado.
Tras cruzar el Rubicón, César marchó hacia Roma con sus tropas y sus enemigos huyeron. En cuestión de días, el general rebelde se convirtió en el dueño de la ciudad y desencadenó una guerra civil que duraría tres años.
De aquella guerra nació un nuevo orden político, lo que se llamó el Imperio romano, y con él, una nueva era.
Desde entonces, “cruzar el Rubicón” se convirtió en una metáfora universal: la de quien toma una decisión sin retorno, consciente de que su vida —o la historia— ya no volverá a ser la misma.
Más de dos mil años después, la frase “la suerte está echada” sigue resonando en nuestra cultura, y no solo evoca a Julio César, sino también a todos los momentos en los que el ser humano se enfrenta a la incertidumbre y da un paso hacia lo desconocido.
Ferrán Aparicio
25 de
Octubre de 2025
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