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viernes, 1 de septiembre de 2017

PERDER TAMBIÉN ES VIVIR

Hace años leí un artículo de F. Sabater que se titulaba Perder. Si bien la memoria es caprichosa, el autor hablaba d como con el paso del tiempo todos vamos perdiendo. Perder es parte de la vida como ser y estar, pensar y sentir o simplemente comer o beber.


Perdidas muertes o distancias en el tiempo de amigos, amores y seres queridos. Vuelos muy queridos y también desconocidos. Proyectos y realidades que se esfumaron dejándonos dentro un paso que tuvimos que  entender con el paso de los años.

Todas las perdidas traen cierto dolor, vacios, miedos y sufrimentos,…, porque solo se siente así cuando lo perdido es algo o alquien profundamente valioso para cada uno de nosotros.

Cabría ahora aquí unos cuantos sinónimos de perder: dejar, descuidar, desperdiciar, extraviar, malgastar, olvidar… Resultan obvias connotaciones negativas de toda la lista. Se entendería que uno ha tenido que ver con esa pérdida, de la que debería hacerse responsable y más en el sentido judeocristiano de la culpabilidad. A mi modesto entender esta es la causa más probable del sufrimiento y quizás del enganche más insano al drama y a la negatividad. Es uno de nuestros mayores engaños: hacemos responsables de asuntos que más tienen que ver con las circunstancias , que son cambiantes, las fronteras y los limites ,.., que con nuestras acciones  y responsabilidades , que en definitiva son circunstancias , hechos y razones que no dependen siempre de nosotros mismos.

Todos y digo todos,  a lo largo de nuestras vidas perdemos. Hay que decirlo así y aceptarlo como siempre sin más. Forma parte de la vida  humana. También el dolor, el vacio, el miedo y el proceso hasta asimilarlo. Es así de sencillo.

Como pragmático de la vida que me considero, se aprehende más del éxito que del fracaso, porque este te dice una forma correcta de cómo llegar a donde quieres ir , cuando sabes realmente que es lo que quieres y donde te diriges. El fracaso por otro lado sólo te dice una forma de no llegar y cuando hay varias acciones y opciones, no se sabe cuál es la correcta.

Hemos visto y vivido el éxito y como nos emborrachaba hasta vivir en una nube todo el tiempo. También hemos visto y conocido el fracaso de cerca y como éste nos arrastraba por el fango hasta despellejar lo vivo.

Quizás  y solo quizás, la receta radique en la experiencia y en la acción, dentro de un protagonismo ineludible, siendo conscientes que la dificultad radica en el riesgo que entraña estar en crecimiento evolutivo y en movimiento constante. 

No es lo mismo aprender a través de treinta años de experiencia que de un año repetido treinta veces, que decía un proverbio chino, pues las metas y los riesgos son la sal de la vida y solo son evitables desde la apatía existencial. Al final como decía el poeta…” sufrir también es vivir. Perder y sufrir también es vivir, pues como el equilibrio estable es tan desproporcionado como el equilibrio inestable, pues  en el fondo todos vivimos sabiendo que perder también es vivir.     

Ferrán Aparicio
1 de Septiembre de 2017