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domingo, 15 de septiembre de 2019

SOMBREROS DE VERANO

Dicen que con el sol del verano es necesario y muy recomendable llevar sombrero, pero también me viene a colación el libro de Edward Bono: “seis sombreros para pensar”, y tal cual se define en el libro, dentro de su teoría del pensamiento colateral, el separar las posibles formas de pensar por colores y concretar en distintos sombreros, los cuales puede ser usados para actuar según el objetivo de cada uno de ellos, nos pueden ayudar a encontrarnos con un verano muy placentero, especialmente ahora que se nos acaba.

Cada sombrero independiente de su ala, forma y copa, puede tener un color y en función de su color ayudarnos a pensar de una forma totalmente distinta.

Para Edward Bono el sombrero blanco ayuda a pensar de manera más objetiva y neutral, quizás es el que más combina y el más llevadero, pero también con la radiación del sol es el que más calienta.

Sin embargo el sombrero rojo, afirma que sirve para expresar nuestros sentimientos, sin necesidad de justificación, es evidente que siempre el rojo se ha relacionado con la pasión y es fácil de identificar independientemente del tipo de pasión sentimental que queramos expresar.

Un clásico seria el sombrero negro, sencillo a la par de elegante, pero siempre ampara una elección para ser críticos de una manera negativa y pensar por qué algo no podría salir bien, el negro como color, siempre ha dado una connotación de miedos y negatividad, pero muy a su favor, protege del calor del sol y no calienta la cabeza.

Para los atrevidos y con carácter poco artístico, por aquello de que el amarillo da mala suerte a los artistas, el sombrero amarillo, que muy al contrario del sombrero negro intenta luchar con los aspectos positivos sobre un determinado aspecto venciendo cualquier tipo de supersticiones.

Para los de la esperanza filial, el sombrero verde, que dicen que abre las posibilidades creativas y está íntimamente relacionado con su idea de pensamiento lateral o divergente, siendo en cierto modo empático desde su percepción y conciliador de cualquier situación.

Para los más escépticos en la teoría del pensamiento colateral y que siempre quieren acertar en cualquier situación, el sombrero azul, que es el que controla el resto de los sombreros, controlando los tiempos y el orden de los mismos, independientemente de su connotación. Es el que yo elegiría y si el azul es un azul índigo, entonces éxito asegurado en un verano prometedor.

Al final de todo y antes de empezar un verano prometedor, solo se trata que según esta teoría, aplicar el pensamiento lateral a la vida cotidiana a través de la visualización de la elección de un sombrero, que según el color elegido, nos convertiría cada elección en un habito asiduo para dominar la técnica de alumbrar los problemas desde distintos puntos de vista, permitiría encontrar diferentes, nuevas e ingeniosas respuestas para problemas ya conocidos y que hasta ahora sólo contemplábamos desde la perspectiva de un color.

Quizás y solo quizás, el abrirnos a contemplar la vida desde otro punto de vista y con otro color del que asiduamente lo hacemos, nos permita invertir los problemas, para ver cual es su contrario y ver como se puede solucionar, pues al final de todo, todo depende con el color con que se mira cada cosa y problema, incluso la vida misma.

Ferrán Aparicio
15 de Septiembre de 2019



martes, 10 de abril de 2018

IDIOSINCRASIA


La idiosincrasia proviene del griego y se traduce como temperamento particular. Constituye un término que denota:Rasgos,formas,color,temperamento,carácter, pensamiento,..etc…Pueden ser distintivos y propios de un individuo o de una colectividad nacional, regional o étnica.

La idiosincrasia es la manera de ser que caracteriza a las personas que pertenecen a determinado  grupo social. Puede  estar determinada por la nacionalidad, temperamento, estatus, tendencias en sus gustos, etc…. Identifica claramente siomilitudes de comportamiento, costumbres sociales, en el desempeño profesional y en los aspectos culturales.

En el caso de los centros históricos, son concebidos como un espacio que abarca fenómenos diversos y que en la actualidad, constituye una forma de comunicación e intercambio de información.

Opera como un espacio simbólico en donde confluyen percepciones distintas a partir de los símbolos construidos en varias etapas de la historia. Analizar, el centro histórico a partir del espacio público del color, de la nomenclatura y sus materiales constituye la definición de los rasgos , temperamento, carácter distintivos y propios de una colectividad, en definitiva la idiosincrasia de un pueblo.

Si  el centro histórico concentra una gran diversidad de fenómenos, se puede concluir que se trata de un formidable sistema global de comunicación e intercambio de información.
La idiosincrasia del color refleja las relaciones  que se establecen entre los grupos y son capaces de influir en el comportamiento individual de las personas  aún cuando no se esté convencido de la certeza de las ideas que se asimilan en masa.

Este fenómeno se produce utilizando comúnmente para identificar amplios grupos de personas sin especificar cada detalle que los relaciona entre si y también se utiliza para enfatizar las diferencias entre personas de diferente origen y costumbres, lo que consecuentemente produce un empobrecimiento del patrimonio.

Los poderes públicos han tomado conciencia de la importancia del color  en el centro histórico y que el color propio pertenece al patrimonio cultural de la ciudad, que en definitiva define la idiosincrasia de un pueblo. Esta concienciación ha conducido a la puesta en vigor de reglamentos locales para la promoción de la calidad arquitectónica, definiendo las paletas de color destinadas a la construcción de las nuevas viviendas y la rehabilitación de las más antiguas del lugar.

La delimitación de estas paletas influyen en la creatividad y calidad de la arquitectura, pero por otra parte, institucionalizar las normas de obligado cumplimiento ayudan a perseverar la idiosincrasia de las costumbres, siendo el sólo color un rasgo de lo existente y en ningún caso ha de ser una delimitación de la creatividad.

De esta forma el color espontáneo que anima las ciudades aportado por sus habitantes, define la idiosincrasia como una forma de comunicación e intercambio de información.
                                                    
                                                           Ferrán Aparicio
                                                        10 de abril de 2018


miércoles, 15 de junio de 2016

UN SOMBRERO PARA EL VERANO

Dicen que con el sol del verano es necesario y muy recomendable llevar sombrero, pero también me viene a colación el libro de Edward Bono: “seis sombreros para pensar”, y tal cual se define en el libro, dentro de su teoría del pensamiento colateral, el separar las posibles formas de pensar por colores y concretar en distintos sombreros, los cuales puede ser usados para actuar según el objetivo de cada uno de ellos, nos pueden ayudar a encontrarnos con un verano muy placentero.

Cada sombrero independiente de su ala, forma y copa, puede tener un color y en función de su color ayudarnos a pensar de una forma totalmente distinta.

Para Edward Bono el sombrero blanco ayuda a pensar de manera más objetiva y neutral, quizás es el que más combina y el más llevadero, pero también con la radiación del sol es el que más calienta.

Sin embargo el sombrero rojo, afirma que sirve para expresar nuestros sentimientos, sin necesidad de justificación, es evidente que siempre el rojo se ha relacionado con la pasión y es fácil de identificar independientemente del tipo de pasión sentimental que queramos expresar.

Un clásico seria el sombrero negro, sencillo a la par de elegante, pero siempre ampara una elección para ser críticos de una manera negativa y pensar por qué algo no podría salir bien, el negro como color, siempre ha dado una connotación de miedos y negatividad, pero muy a su favor, protege del calor del sol y no calienta la cabeza.

Para los atrevidos y con carácter poco artístico, por aquello de que el amarillo da mala suerte a los artistas, el sombrero amarillo, que muy al contrario del sombrero negro intenta luchar con los aspectos positivos sobre un determinado aspecto venciendo cualquier tipo de supersticiones.

Para los de la esperanza filial, el sombrero verde, que dicen que abre las posibilidades creativas y está íntimamente relacionado con su idea de pensamiento lateral o divergente, siendo en cierto modo empático desde su percepción y conciliador de cualquier situación.

Para los más escépticos en la teoría del pensamiento colateral y que siempre quieren acertar en cualquier situación, el sombrero azul, que es el que controla el resto de los sombreros, controlando los tiempos y el orden de los mismos, independientemente de su connotación. Es el que yo elegiría y si el azul es un azul índigo, entonces éxito asegurado en un verano prometedor.

Al final de todo y antes de empezar un verano prometedor, solo se trata que según esta teoría, aplicar el pensamiento lateral a la vida cotidiana a través de la visualización de la elección de un sombrero, que según el color elegido, nos convertiría cada elección en un habito asiduo para dominar la técnica de alumbrar los problemas desde distintos puntos de vista, permitiría encontrar diferentes, nuevas e ingeniosas respuestas para problemas ya conocidos y que hasta ahora sólo contemplábamos desde la perspectiva de un color.

Quizás y solo quizás, el abrirnos a contemplar la vida desde otro punto de vista y con otro color del que asiduamente lo hacemos, nos permita invertir los problemas, para ver cual es su contrario y ver como se puede solucionar, pues al final de todo, todo depende con el color con que se mira cada cosa y problema, incluso la vida misma.

Ferrán Aparicio
15 de junio de 2016