En realidad, lo que
entorpece la comunicación no es lo que dices, sino la forma como lo dices. Y lo
que enriquece un vínculo importante es tener la delicadeza de escoger las
mejores formas para decirnos y decirles a otros lo que sentimos y pensamos. De
esta forma, digamos lo que digamos, no estableceremos ningún tipo de tensión
con nuestro interlocutor.
Es
bien cierto reflexionando que en momentos que nos hemos salido del tiesto,
la
falta de tacto es la razón de ruptura de muchas relaciones como aí mismo cabe
recordar que el respeto, la armonía y la buena comunicación es fundamental en
una relación sentimental.
La
esencia del fenómeno de la comunicación emocional es darse cuenta de que aquello que proyectamos en los demás
es, verdaderamente algo que habla, más de lo que queremos admitir, sobre
nosotros mismos, por lo que básicamente es necesario aprender a comunicarnos
desde el afecto, pues la comunicación agresiva siempre deja huellas profundas.
La
buena comunicación exige serenidad y pertinencia, buscando el momento, el lugar y el estado de ánimo
adecuado para tratar temas difíciles, dejando
fluir espontáneamente nuestros afectos cuando estamos tranquilos y abiertos a
los demás.
Los
seres humanos estamos comunicando todo el tiempo de una manera consciente y
otra inconsciente con el lenguaje no verbal; con la expresión de nuestro
rostro, la forma en que nos vestimos, en que caminamos, nuestra mirada y un
largo conjunto de adjetivos que nos definen y más si en una película nos viéramos, lo que sería
un poco el efecto espejo de nuestro teatro de la vida.
De
la misma forma en la comunicación verbal, los vínculos estrechos están llenos
de elementos comunicativos como son las palabras, los silencios, las miradas, todo en
realidad tiene algún significado, es por ello cuando resulta más importante que nunca
generar mecanismos para que los mensajes fluyan de una manera sana, pues en
nuestra comunicación verbal transmitimos y tomamos en cuenta la reacción que desatamos en
quien nos escucha.
No
nos comunicamos solamente para transmitir una información, sino que
principalmente buscamos incidir de alguna manera en nuestros interlocutores, y
es en la intención lo que define la esencia de cada mensaje.
Es
bien cierto el dicho que dice que las palabras no se las lleva el viento, sin
menos cavar un sin número de circunstancias, como el momento, el lugar, el
interlocutor… y un largo etc. , pero sin abandonar la idea realmente de lo
que queremos decir.
Al
final y desde las experiencia llegas a la conclusión de que no es lo que se dice,
sino como se dice pues sea como fuere lo
que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras y buenas formas
adecuadas a las circunstancias del momento.
Ferrán
Aparicio
25 de marzo de 2020