Cuantas
veces nos hemos encontrado en la situación de no poder o no saber explicar algo
que conocemos perfectamente o sentimos, como es un dolor físico o un cuadro que
tenemos en casa, por decir unos ejemplos, la verdad es que muchas no,.., muchísimas.
Esto sale a colación de que como todos los días aprendemos algo nuevo y el que
no lo haga debería acudir a un médico a ver lo que le está pasando, el otro día
apareció por mi pantalla la palabra constructo.
La verdad es que me llamó la atención y pensé en
algo relacionado como lo son continente y
contenido, pero me llevé una grata
sorpresa al buscarlo como siempre en la Wikipedia.
Constructo es, en psicología, cualquier entidad
hipotética de difícil definición dentro de una teoría científica. Un constructo
es algo de lo que se sabe que existe, pero cuya definición es difícil o
controvertida.
Los
ejemplos más clarificadores de esta definición tan bonita son: la inteligencia,
la personalidad y la creatividad. Es bien cierto que estos constructos son no empíricos, es decir ni se pueden
definir a pies puntillas ni se pueden demostrar de alguna forma analítica,
racional y concreta.
De
la misma forma no son manipulables, por su característica mística de la
etereidad, igual que lo es algo físico pero si son inferibles a través de la
conducta, por aquello de que hechos son amores y no buenas razones.
Pero
al mismo tiempo de su misticismo es que un constructo es un fenómeno no
tangible que a través de un determinado proceso de categorización o experimentación
se convierte en una variable que puede ser medida y estudiada.
Un
constructo es un fenómeno no tangible que a través de un determinado proceso de
categorización se convierte en una variable que puede ser medida y estudiada.
Cuanto
más sigues la pista al constructo te das cuenta que aunque lo vas entendiendo y
acotando no deja de ser un término muy ambiguo y la solución del problema de la
definición es definir un constructo respecto de otros constructos.
Los
especialistas lo resuelven según distintas
teorías y prácticas, son las llamadas definiciones
constitutivas incluso las llamadas de los constructos que
buscan referir al constructo que pretenden definir en función de las
operaciones en virtud de las cuales se puede inferir dicho constructo, es
decir, gracias a las cuales se puede ver su presencia o ausencia o la magnitud
en que se presenta.
Al
final recurrimos a los sistemas tradicionales racionales bien por comparación
bien por operaciones referidas en forma de valores numéricos, como los que se
obtienen al pasar una prueba formando un sistema que hace que cualquier
modificación en uno de los constructos comporte una alteración, de mayor o menor
alcance de todo el sistema y podamos acercarnos a su definición.
Al
final tambien concluimos, que por muy difícil que sea de definir algo: objetos, personas
o sucesos abstraídos mediante la aplicación de un constructo, llegamos a
estudiarlo comprenderlo y definirlo, como siempre,.., y a lo mejor incluso entenderlo,.....sin más.
Ferrán
Aparicio
10 de marzo de 2016