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viernes, 10 de marzo de 2017

CONSTRUCTO

Cuantas veces nos hemos encontrado en la situación de no poder o no saber explicar algo que conocemos perfectamente o sentimos, como es un dolor físico o un cuadro que tenemos en casa, por decir unos ejemplos,  la verdad es que muchas no,.., muchísimas. 

Esto sale a colación de que como todos los días aprendemos algo nuevo y el que no lo haga debería acudir a un médico a ver lo que le está pasando, el otro día apareció por mi pantalla la palabra constructo.

La verdad es que me llamó la atención y pensé en algo relacionado como lo son continente  y contenido, pero  me llevé una grata sorpresa al buscarlo como siempre en la Wikipedia.
Constructo es, en psicología, cualquier entidad hipotética de difícil definición dentro de una teoría científica. Un constructo es algo de lo que se sabe que existe, pero cuya definición es difícil o controvertida.

Los ejemplos más clarificadores de esta definición tan bonita son: la inteligencia, la personalidad y la creatividad. Es bien cierto que estos constructos  son no empíricos, es decir ni se pueden definir a pies puntillas ni se pueden demostrar de alguna forma analítica, racional y concreta.

De la misma forma no son manipulables, por su característica mística de la etereidad, igual que lo es algo físico pero si son inferibles a través de la conducta, por aquello de que hechos son amores y no buenas razones.

Pero al mismo tiempo de su misticismo es que un constructo es un fenómeno no tangible que a través de un determinado proceso de categorización o experimentación se convierte en una variable que puede ser medida y estudiada.

Un constructo es un fenómeno no tangible que a través de un determinado proceso de categorización se convierte en una variable que puede ser medida y estudiada.

Cuanto más sigues la pista al constructo te das cuenta que aunque lo vas entendiendo y acotando no deja de ser un término muy ambiguo y la solución del problema de la definición es definir un constructo respecto de otros constructos.

Los especialistas  lo resuelven según distintas teorías y prácticas, son las llamadas definiciones constitutivas incluso las llamadas  de los constructos que buscan referir al constructo que pretenden definir en función de las operaciones en virtud de las cuales se puede inferir dicho constructo, es decir, gracias a las cuales se puede ver su presencia o ausencia o la magnitud en que se presenta.

Al final recurrimos a los sistemas tradicionales racionales bien por comparación bien por operaciones referidas en forma de valores numéricos, como los que se obtienen al pasar una prueba formando un sistema que hace que cualquier modificación en uno de los constructos comporte una alteración, de mayor o menor alcance de todo el sistema y podamos acercarnos a su definición.

Al final  tambien concluimos, que por muy difícil que sea de definir algo: objetos, personas o sucesos abstraídos mediante la aplicación de un constructo, llegamos a estudiarlo comprenderlo y definirlo, como siempre,.., y a lo mejor incluso  entenderlo,.....sin más.
                                                           Ferrán Aparicio

                                                     10 de marzo de 2016

sábado, 10 de diciembre de 2016

IMPULSOS BASICOS

Hace poco tiempo he tenido una experiencia que me gustaría compartir, por aquello en lo que creo y es que compartir también es vivir, y hablar en voz alta y escribir lo que escucho me ayuda a aprehenderlo y repasarlo mucho mejor, no sólo conceptualmente sino también emocionalmente.

Salí de casa de una forma aleatoria, en el sentido de  que no estaba de alguna forma predispuesto a hacerlo, ni entraba en mis planes el moverme. La verdad es que suelo planificar mucho mi tiempo, mis  acciones en el tiempo y mi localización, no sé si por obsesión  o simplemente por deformación politécnica dentro del ámbito profesional e implícitamente en el ámbito personal.

En cualquier caso me deje llevar como si de un zombi  se tratara, pero cada paso era un movimiento del subconsciente, hasta que ya habiendo andado un tiempo, me di cuenta que me estaba moviendo y haciendo cosas bajo un impulso básico.

Pensándolo fríamente me di cuenta  que la única explicación,  era que la voz de la conciencia nos llama, pero somos libres para desatender su llamada. La alternativa es simplemente un impulso básico consciente o inconsciente de: escuchar y obedecer en la medida de nuestras posibilidades o la desatender la llamada, sin más.

Es bien cierto  y por mucho que nos despistemos en el camino o miremos hacia otra parte y a pesar de estar en una radical incertidumbre, estamos obligados a elegir. Al no poder tomar una decisión, nos aferramos a preceptos, dogmas, axiomas, mandamientos, leyes y principios de origen divino, que no deforman el impulso básico como concepto.

Al final llegas a la simple conclusión que con un impulso básico  y aun no teniendo toda la información de una situación para adentrarnos en ella, debemos aventurarnos una y otra vez en un mar de incertidumbres, que nos lleva a un estado de consciencia pura de algo que  entendemos sin racionalizar el contenido en su estado más puro.

Si  reconocemos ese impulso básico y le sumamos  el  espíritu de aventura requerido para actuar a pesar de nuestra incertidumbre, necesitamos proveernos también de la virtud de la tolerancia, pues la tolerancia  como concepto y como acto reflexivo, no implica aprobar todos los hechos de los demás, sino ha de basarse en el verdadero dialogo en el que cada uno se sitúa y presenta su forma de ver y de ser.

Lo que la psicología ha reconocido es  que la conciencia es una fuerza intuitiva interior que trae consigo la consecuencia de que nuestra conciencia puede revelarnos la verdad; ahí donde ésta es inaccesible a nuestra comprensión racional y esto sucede porque básicamente todas nuestras decisiones existenciales importantes son intuitivas y la forma de justificarlas es racionalizándolas posteriormente, a través del ser conceptual.

Cada momento nos somete a una decisión, cada decisión origina conflictos y cada conflicto genera tensión, la tensión es parte de la condición humana y es la tensión que existe entre lo que un hombre es y lo que su conciencia le indica que debiera ser: la que existe entre su realidad y sus ideales y todo ello guiado por un impulso básico,.., personal e intrasferible, que como siempre, se mueve, .., sin más.

                                                           Ferrán Aparicio

                                                  10 de diciembre de 2016

viernes, 20 de febrero de 2015

EL SINSENTIDO COMUN


 
Por suerte o desgracia, nunca se sabe, aunque estoy plenamente satisfecho, me eduqué en una familia donde prevalecía el sentido común sobre cualquier tipo de amenaza o castigo.

Mi educación se basó en la premisa de la consciencia de que todo el mundo sabíamos lo que hacíamos bien o hacíamos mal, por que éramos capaces de primar el sentido común sobre cualquier tipo de acción u omisión.

La verdad es que no me ha ido mal este concepto en la vida y en especial cuando no he querido engañarme en alguna autoevaluación o revisión de acontecimientos, hechos y amores que también son buenas razones.

Es bien cierto como dice el dicho popular que el sentido común  es el menos común de los sentidos, sin embargo y a la vuelta de la vida y con un grado de experiencia, la racionalidad del sentido común junto con la verdad de los acontecimientos como bandera simplifica las resoluciones más difíciles llevándolas al minimalismo de lo trivial.

Hoy en día y con la influencia de los medios de comunicación uno llega a dudar de la capacidad de pensar por uno mismo, sin embargo siempre salta la luz roja del sentido común cuando uno se da cuenta que va por el camino en dirección contraria a lo que sus propios sentimientos le están marcando, siendo esta  la razón por la que la mayoría de nosotros lleva un estilo de vida individualista y materialista, orientado a saciar su propio interés.

Pero como decía José Antonio Molina:  “Ningún individuo decide cambiar hasta que su situación deviene insoportable” y es cuando nos sentimos sin el sinsentido común; reaccionamos dirigiendo nuestra vida a lo que nos dicta el corazón, siendo esa la esencia de la responsabilidad personal.

Todos tarde o temprano pasamos esta crisis existencial a partir de la cual dejamos de engañarnos a nosotros mismos reconociendo que estamos actuando sinsentido común y que nuestra vida carece de propósito y de sentido. En estos momentos es cuando necesitamos reaccionar y activar el sentido común por lo que está en juego es nuestra libertad de pensamiento para descubrir quiénes somos realmente.

En cualquier caso  esto supone una pauta dentro del proceso de cambio a vencer los miedos de los conceptos y pensamientos que realmente estamos convencidos, que nos impiden construir una existencia más plena y con sentido común.

El sinsentido común explica de una  forma  amena y sencilla por qué en general los seres humanos solemos pensar y comportarnos de una misma manera, sin embargo desde lo racional podemos hacer de forma individual un proceso de transformación simplemente observando los resultados que están obteniendo las personas que verdaderamente han cambiado su forma de comprender la vida porque como decía Ortega y Gasset, aunque la mayoría de las personas no va hacia ninguna parte, es un milagro encontrarse con una persona que reconozca estar perdida.

                                                            Ferrán Aparicio
                                                       20 de febrero de 2015