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sábado, 10 de diciembre de 2016

IMPULSOS BASICOS

Hace poco tiempo he tenido una experiencia que me gustaría compartir, por aquello en lo que creo y es que compartir también es vivir, y hablar en voz alta y escribir lo que escucho me ayuda a aprehenderlo y repasarlo mucho mejor, no sólo conceptualmente sino también emocionalmente.

Salí de casa de una forma aleatoria, en el sentido de  que no estaba de alguna forma predispuesto a hacerlo, ni entraba en mis planes el moverme. La verdad es que suelo planificar mucho mi tiempo, mis  acciones en el tiempo y mi localización, no sé si por obsesión  o simplemente por deformación politécnica dentro del ámbito profesional e implícitamente en el ámbito personal.

En cualquier caso me deje llevar como si de un zombi  se tratara, pero cada paso era un movimiento del subconsciente, hasta que ya habiendo andado un tiempo, me di cuenta que me estaba moviendo y haciendo cosas bajo un impulso básico.

Pensándolo fríamente me di cuenta  que la única explicación,  era que la voz de la conciencia nos llama, pero somos libres para desatender su llamada. La alternativa es simplemente un impulso básico consciente o inconsciente de: escuchar y obedecer en la medida de nuestras posibilidades o la desatender la llamada, sin más.

Es bien cierto  y por mucho que nos despistemos en el camino o miremos hacia otra parte y a pesar de estar en una radical incertidumbre, estamos obligados a elegir. Al no poder tomar una decisión, nos aferramos a preceptos, dogmas, axiomas, mandamientos, leyes y principios de origen divino, que no deforman el impulso básico como concepto.

Al final llegas a la simple conclusión que con un impulso básico  y aun no teniendo toda la información de una situación para adentrarnos en ella, debemos aventurarnos una y otra vez en un mar de incertidumbres, que nos lleva a un estado de consciencia pura de algo que  entendemos sin racionalizar el contenido en su estado más puro.

Si  reconocemos ese impulso básico y le sumamos  el  espíritu de aventura requerido para actuar a pesar de nuestra incertidumbre, necesitamos proveernos también de la virtud de la tolerancia, pues la tolerancia  como concepto y como acto reflexivo, no implica aprobar todos los hechos de los demás, sino ha de basarse en el verdadero dialogo en el que cada uno se sitúa y presenta su forma de ver y de ser.

Lo que la psicología ha reconocido es  que la conciencia es una fuerza intuitiva interior que trae consigo la consecuencia de que nuestra conciencia puede revelarnos la verdad; ahí donde ésta es inaccesible a nuestra comprensión racional y esto sucede porque básicamente todas nuestras decisiones existenciales importantes son intuitivas y la forma de justificarlas es racionalizándolas posteriormente, a través del ser conceptual.

Cada momento nos somete a una decisión, cada decisión origina conflictos y cada conflicto genera tensión, la tensión es parte de la condición humana y es la tensión que existe entre lo que un hombre es y lo que su conciencia le indica que debiera ser: la que existe entre su realidad y sus ideales y todo ello guiado por un impulso básico,.., personal e intrasferible, que como siempre, se mueve, .., sin más.

                                                           Ferrán Aparicio

                                                  10 de diciembre de 2016