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domingo, 20 de diciembre de 2015

PERSEVERAR O PERSEVERAR, EL SECRETO DE LA VIDA


perserverar ó perseverar: el secreto de la vida
Hace unos días apareció en las redes sociales una publicidad que determinaba que la vida comienza a los cincuenta años.  
 
Es cierto que pasada la cúspide de la pirámide de los cincuenta; supuestamente las personas ya lo tienen bastante claro, se ha vivido, se ha sentido y sólo la perspectiva del tiempo es de la experiencia vivida y es la que nos hace sentir que la vida comienza de una forma adecuada.

Pero quizás el secreto del trampantojo, es que  la diferencia entre persistir y perseverar radica exclusivamente en el proceso, pues no se trata de hacer continuamente las mismas tareas en una única dirección, sino en concentrarse perseverando en la meta que nos hemos propuesto como camino al, éxito.

No hay nada más satisfactorio que saber lo que se quiere o en su ausencia al menos lo que no se quiere, pues la perseverancia nos ayuda  a poner todos los mecanismos para acercarnos a lo que nos hemos propuesto.

El secreto no radica en la inteligencia natural de la persona ni del personaje que ejercemos, se trata que cada uno tenemos unos dones naturales que nos hacen diferentes, sin embargo sólo la perseverancia es lo que cada uno le lleva al puerto elegido.

La perseverancia nos asegura aceptar las equivocaciones y corregir las estrategias, no siempre acertamos a la primera y son una fórmula que envilece y ayuda a fortalecer el carácter y la fortaleza, porque siempre hay una nueva oportunidad de ejercer el don desde la oportunidad de la perseverancia.

Hay toda una filosofía en torno a la perseverancia, pero el punto en común es el hecho filosófico de lo que se cree posible es lo que se hace cierto.

No obstante no es virtuoso quien lo habla sino quien lo practica y para ser perseverante es importante saber lo que uno quiere, pues sino no hay meta o objetivo no hay razón para perseverar.

Como siempre practicar la actitud positiva y excluir cualquier pensamiento negativo es lo que nos ayuda a proyectarnos hacia una meta, siendo la energía que nos proyecta mediante la actitud perseverante.

Nada sucede como un regalo y más en el ejercicio de un logro, por ello asumir que vamos a tener dificultades nos entrena a pensar siempre en nuestro objetivo, sin caer en la rutina desmotivada e innecesaria de un esfuerzo inútil.

Les animo como siempre a practicar la perseverancia desde la consciencia, pues al fin y al cabo es un don de evaluación continua que se consigue como siempre, paso a paso.

                                      Ferrán Aparicio
                                20 de diciembre de 2015