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domingo, 10 de abril de 2016

TIEMPO, PARA UNA VIDA CORTA

Nunca es tarde cuando la dicha es buena y es que reflexionando  sobre la transcendencia de la vida, me he dado cuenta que ya me falta poco para ponerme en primera fila, como decía mi padre.

Los que tenemos la suerte de tener todavía al menos uno de nuestros padres,   este hecho nos recuerda que el tiempo nunca es suficiente para una vida corta, pues hace años éramos adolescentes y ahora estamos peinando canas, unos con hijos,.., otros sin ellos,  pero todavía tenemos la suerte de poder apreciar el cariño de uno de  nuestros padres, en mi caso mi madre.

Cuando transciendes a poner en orden tus valores independientemente del trabajo profesional, quien lo tenga en los tiempos que corren, los sociales , las relaciones interpersonales , y tantos aspectos que componen nuestra vida  y  en general  los valores sentimentales y espirituales, te das cuenta que en general tenemos un desorden ordenado respecto a estos factores que integran y componen nuestra vida y  en cuanto a su relevancia en el tiempo, hay cosas  para cada una de las etapas de una vida, pero hay otras que no vuelven en el tiempo como son las personas.

Cuanta gente nos ha dejado en el camino y hemos seguido andando y me pregunto que hubiese sido de nosotros y nuestras circunstancias, si hubiésemos tenido la oportunidad y haber  sido capaces de caminar junto a ellas, la vida hubiese sido de otra forma totalmente distinta de eso estoy completamente seguro.

Ya no entro en el tema de si podíamos haber sido más felices o si deberíamos haber hecho más por ellos, porque en cualquier relación siempre hay un sentido reciproco en cualquier relación personal e intransferible, lo que si es cierto es que la vida es muy corta y hay que dedicar el tiempo, sobre todo cuando reconocemos que ninguna de las partes  vamos a ser eternos.

Los pequeños detalles son los que más llenan cuando alguien percibe que tu percibes , así como que los tiempos se acortan en la distancia y que los papeles se intercambian en cuanto a cuidados y maneras, pero nunca en cuanto querencias.

El ajetreo mundano de cada uno muchas veces nos desinhiben de ser capaces de tener conciencia de lo corta que es la vida, sin embargo tener conciencia de haber disfrutado del tiempo es algo que nunca se olvida.

El orden de importancia  de las personas lo estableces tú mismo y como regla general, tu familia suele aflorar en los primeros puestos, salvo error o excepción, por ello es importante darle tiempo al tiempo, pues  ellos no pueden esperar.

La importancia de ser consciente en el presente  del tiempo para una vida corta ,alivia los duelos y por ello no hay que perder la oportunidad de amar y ser amado, aunque sólo sea por corresponder a nuestros seres queridos del espacio tiempo que se merecen, ten presente que el tiempo que pasa y nunca vuelve.

                                                             Ferrán Aparicio
                                                          10 de abril de 2016

 

domingo, 20 de marzo de 2016

CARPE DIEM


Mucho se ha hablado y se ha ensalzado el término latino “carpe diem” , que no es más que la sencilla idea de: aprovecha el momento, muy bien materializada en la película Dead Poets Society ,”La Sociedad de los Poetas Muertos” en castellano, un film que tuvo como protagonista a Robín Williams y a Ethan Hawke, entre otros.

Pero más allá de su visión actual no hay que olvidar que el concepto tiene  su proveniencia de las raíces latinas promulgadas por el filósofo y poeta Horacio, donde coetáneamente se traducía como “cosecha el día” como  concepto de no malgastar ni un segundo.

Carpe diem es una expresión de raíces latinas que fue concebida por el poeta romano Horacio. Su traducción literal otorga relevancia a la frase “cosecha el día”, cuyo contenido intenta alentar el aprovechamiento del tiempo para no malgastar ningún segundo.

Investigando un poco más allá de lo que nos ha llegado, la frase completa fue “carpe diem quam minimum credula postero”, que en español puede entenderse como el siguiente consejo: “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”. Lo interesante de este término tan popular y genérico que casi todo el mundo ya conoce es la interpretación que se hace de él y es lo que realmente me divierte y asombra.
 
Dicen que cada uno cuenta la feria según le ha ido y en éste sentido con  “carpe diem”, sucede lo mismo en el sentido que cada uno lo enfocamos según nos interesa, vivimos o simplemente sentimos.

Por una parte  algunos lo interpretamos como una exhortación en la que no debemos dejar de pasar el tiempo, cada etapa de la vida tiene lo que naturalmente le corresponde, desde la salud a la enfermedad y en cualquier caso el propio deterioro evolutivo de nuestro cuerpo respecto a acciones  que con el tiempo ya no podremos ejercer.
 
Otros lo aplican como el disfrute permanente de cada placer de la vida sin pensar en el futuro como término abstracto e indefinido, pues es cierto que no sabemos el momento exacto en que tendremos en nuestras manos el boarding pass a la otra vida.

Quizás como siempre en el término medio, siempre suele estar la virtud,  y hay de los que piensan que expresa aquello de que hay que vivir cada día como si fuera el último eso si desde la consciencia  de la vulnerabilidad del ser humano.

Por otra parte están el grupo de la oposición, que piensa que es una auténtica irresponsabilidad el dedicarse sólo a vivir el presente sin pensar en el futuro, sin establecer un seguro para que la vida dentro de unos años sea tranquila y no tengan complicaciones que no han podido controlarse,…, para gustos los colores.

En cualquier  caso para realmente  comprenderla por completo y aprovechar su sentido es necesario utilizar la razón y saber de cómo enfrentar de forma anticipada las consecuencias que su cumplimiento supone.

En conclusión, traigo a colación este tema, pues visto lo visto y viendo y viviendo los cambios que se producen diariamente en nuestra sociedad, hay que recuperar a los clásicos para entender dónde estamos y hacia dónde podemos movernos, pues lo que está claro es que eternos no somos, ni vamos a serlo, por mucho que se alargue nuestra esperanza de vida.

                                                           Ferrán Aparicio

                                                     20 de marzo de 2016