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lunes, 20 de mayo de 2019

PET FRYENLY


Yo señores alucino y sigo alucinando, por la riqueza semántica y por los anglicismos que estamos incorporando en nuestra lengua, pues lo de “pet frienly”, si que es la bomba de lo desconocido, aunque me alegra seguir viviendo para seguir aprendiendo y conociendo nuevos conceptos y es que lo de “ pet frienly” , no tiene auténtico desperdicio. 

Pet friendly para un ciudadano, por ejemplo europeo, es movilidad casi total con su perro por edificios públicos, tiendas, centros comerciales, museos y en general para cualquier lugar de pública concurrencia; implica la posibilidad de viajar en cualquiera de los medios de transporte público disponibles, sea cual sea el tamaño de la mascota; significa tener acceso a extensas zonas de socialización; obviamente también obliga, según cada ordenanza, a realizar meticulosos cursos de educación canina, gratuitos o subvencionados, que favorezcan la convivencia. 

Con todas esas ventajas, al ciudadano europeo no le parece en absoluto negativo el pago de una tasa municipal por mascota, algo que se planteó en otros paises pero rápidamente desapareció de los titulares, tal vez porque solo se habló de la cuestión impositiva y no tanto de cómo podría revertirse. 

En las ciudades europeas con sensibilidad social, además, dicha tasa suele excluir a los más vulnerables. En España se han puesto de moda las zonas acotadas para playas de perros, bueno hay demasiado litoral como para no poder acotar un trozo de playa, a mí personalmente no me molesta, la cuestión es que si bien el perro es el mejor amigo del hombre o dicho de otra forma en lenguaje no sexista, el perro es el mejor amigo de los seres humanos, también es cierto que reflejan las personalidades de sus amos o responsables. También decir amos sería políticamente incorrecto como término para las tendencias animalisticas, pero la verdad es difícil establecer la definición exacta lingüística entre la relación que existe entre los perros y quienes lo poseen. 

Pero lo de frienly, es decir amigable, también tiene su contenido en la comunicación no verbal y conceptual, se han planteado alguna vez la relación física , emocional… tipológica entre el tipo de perro y la persona que lo tiene, cuando observan a una persona y la raza de perro. A mí me llama bastante la atención y aunque muchas veces no tiene una relación de causalidad, sino de pura casualidad, hay veces que van a la par la image y aspecto entre ambos. 

Razas hay muchas pero por decir dos tipos antagónicos podríamos hablar del típico caniche o foxterrier al gran danés o San Bernardo , quien lleva a quien , como se elige un perro . Hay razas más cariñosas como son los famosos Golden y hay razas más agresivas como los famosos doverman. Yo tuve la suerte de tener un doverman y la verdad que aparte de sentirme protegido pues todo el mundo los teme, era super cariñoso y noble , quizás porque yo también lo soy . 

No siempre los perros reflejan la personalidad de sus protectores o poseedores, pero lo que si bien es cierto, que como todo en la vida depende de la educación recibida tanto en las personas como en los animales , y es lo que al final la educación nos define como personas o animales , independientemente de la raza que tengamos de nacimiento. 

Ferrán Aparicio 
20 de mayo de 2019 





miércoles, 25 de enero de 2017

CUESTION DE EMPATIA

Dicen que la empatía es la capacidad cognitiva de percibir, interpretado como concepto en un contexto común y popularmente interpretado como lo que otro ser puede sentir. También es descrita como un sentimiento de participación afectiva de una persona cuando se afecta a otra. Sin embargo dependiendo del enfoque, de lo que se hable, la empatía, su origen y causas llegan a interpretarse de formas distintas.

Quizás y sólo quizás esto tiene relación con las diversas creencias, valores y principios ordenados por cada uno con una escala de valores.

Sin embargo y después de una etapa de regalos, autoregalos, Black Fridays y full Mondays, por decir un algo , me planteo si cuando compramos  algo  para nosotros o para los demás pensamos en la empatía como concepto, pues hacerse un regalo o escoger un buen regalo para otras personas, es un arte empático que no todo el mundo  domina.

Porque para escoger un buen regalo o hacerte una buena compra, es decir regalarte a ti mismo algo inesperado, se requiere de una empatía muy fina  y un deseo real de ponerla al servicio de dicha elección.

La relación con el acto del regalo, también es un grado pues no es lo mismo elegir para nosotros mismos que para los demás, desde el punto de vista no sólo del detalle como muestra de afecto, consideración e intento de agrado, sino por las consecuencias que pueden derivarse del acto aunque sólo sea un regalo.

Factores como nuestro posicionamiento, estado de ánimo, cordialidad e intención pueden diferenciar también los resultados que van desde el puro compromiso del acto o al gusto del afecto por hacerlo. Yo en ese sentido prefiero regalar cosas hechas por mí y al margen de su aceptación, si gustan es una forma de estar presente en la vida de las personas que considero que quiero u aprecio, pues al final lo que es evidente que un regalo hecho sin corazón no es más que una transacción social.

En los regalos como en la vida misma no podemos actuar de la misma manera si es una acción para nosotros mismos  que si es para los demás, pues lógicamente será empáticamente  proporcional al posicionamiento que hallamos tenido en cuanto al acto empático de la elección de lo regalado.

En general ya sea para nosotros mismos que también nos merecemos de vez en cuando un regalo o bien para los demás, solo se trata de explorar tus propios gustos o los ajenos, siendo la utilidad y la necesidad dos buenos aliados en el acierto.

Es bien cierto que humanos que somos, a veces las personas tenemos  sentimientos de no merecernos ciertas cosas y nos las negamos a nosotros mismos o a los demás, quizás este tipo de regalos, son los más difíciles, pero quizás y sólo quizás, sean los más afortunados pues demuestran la generosidad de lo imposible, comparando el valor de lo dado con el valor de lo recibido, pues la felicidad que le hayas podido proporcionar a otra persona ni que sea por un momento o a ti mismo,…, no tiene un valor contable.

                                                                Ferrán Aparicio

                                                           25 de Enero de 2017