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domingo, 5 de enero de 2020

CARTA A LOS REYES MAGOS DE ORIENTE


La verdad es que la ingenuidad e inocencia de un niño no es sustituible por nada y esto se aprecia cuando llega la etapa de leer las cartas ilusionadas de los niños, dirigidas a los Reyes Magos de Oriente. 

La verdad que como niño mayor, nunca me lo había planteado, especialmente porque cada día necesito menos cosas materiales, aunque quizás más cariño espiritual, venga de quien venga.

Quizás y sólo quizás y después de un año lleno de cambios que unos han sido un regalo y otros, un desazón y desengaño gordo, no os voy a pedir algo que ya no tenga, desde siempre, y es simplemente ser cada día más consciente de lo que tengo y de lo que no tengo, de a quien tengo y a quien no tengo y lo que de alguna manera debo aceptar, para al fin y al cabo mejorar en mi vida.

Cuando nací fui regalado con un don, la racionalidad intuitiva de la fuerza de trabajo, un don muy especial y escaso, y le estoy agradecido a la vida, es por ello que tenga pedir en esta carta el valor de vivir de nuevo la vida desde el corazón para descubrir y vivir toda su magia, eso sí desde una etapa más adulta y menos inocente que no permita a mi mente embaucadora fabricar argumentos absurdos y coartadas irrelevantes para escaparme de un miedo, culpar a los demás o disfrazarlo de sabiduría, con palabras vacías.

Por pedir que no quede y es descubrir todo lo que hay en mi subconsciente, materia gris que me emociona y hoy aún desconozco, como casi de todos los humanos pero puestos a pedir privilegios, tengo que pedir lo mejor que tengo dentro como algo mío y a lo que aspiro.

Visto también que ya reconozco ese estado de la vida que uno peina canas y habiendo aceptado mi situación como la que es, pido ser capaz de amar a la vida y a los demás, confiando y aceptando los momentos y situaciones que llegan a mí, sin reprochar nada porque todo tiene un íntimo y profundo sentido, por aquello de que todo llega en su justo momento, aunque no siempre sea capaz de verlo en el momento concreto en que pasa.

Como todo sucede como debe suceder, en su preciso y concreto momento y estoy muy convencido, sólo os pido que me deis luz y sabiduría para poder verlo y encontrarle el sentido lo antes posible y sin elucubrar pensamientos falsos, ni auto engañarme con ellos, para saber aceptar la vida tal como llega y confiar en ella, pues lo que está claro es que es sin duda el mejor regalo, y ese ya lo tengo.

También pido que sepa no buscar culpables en los demás de lo que a mí me pasa por dentro, porque a veces no me gusta y sale en forma de exigencia, de ira incontrolada o de pena por mí mismo, pues si soy feliz en mi soledad y en la elección de la acción de cada momento, también es necesario  aceptar el ser capaz de estar atento a lo que sucede a mi alrededor, siempre desde mi corazón bien abierto, aceptando mis limitaciones y las de los demás, que en el fondo son las mismas, como humanos que no divinos que somos.

Siempre podrás escribir y enviar tu carta a los Reyes Magos con tus deseos para el año nuevo, año, porque al fin y al cabo y a pesar de su realeza,…, son magos.


Ferran Aparicio
5 de Enero de 2019

miércoles, 25 de enero de 2017

CUESTION DE EMPATIA

Dicen que la empatía es la capacidad cognitiva de percibir, interpretado como concepto en un contexto común y popularmente interpretado como lo que otro ser puede sentir. También es descrita como un sentimiento de participación afectiva de una persona cuando se afecta a otra. Sin embargo dependiendo del enfoque, de lo que se hable, la empatía, su origen y causas llegan a interpretarse de formas distintas.

Quizás y sólo quizás esto tiene relación con las diversas creencias, valores y principios ordenados por cada uno con una escala de valores.

Sin embargo y después de una etapa de regalos, autoregalos, Black Fridays y full Mondays, por decir un algo , me planteo si cuando compramos  algo  para nosotros o para los demás pensamos en la empatía como concepto, pues hacerse un regalo o escoger un buen regalo para otras personas, es un arte empático que no todo el mundo  domina.

Porque para escoger un buen regalo o hacerte una buena compra, es decir regalarte a ti mismo algo inesperado, se requiere de una empatía muy fina  y un deseo real de ponerla al servicio de dicha elección.

La relación con el acto del regalo, también es un grado pues no es lo mismo elegir para nosotros mismos que para los demás, desde el punto de vista no sólo del detalle como muestra de afecto, consideración e intento de agrado, sino por las consecuencias que pueden derivarse del acto aunque sólo sea un regalo.

Factores como nuestro posicionamiento, estado de ánimo, cordialidad e intención pueden diferenciar también los resultados que van desde el puro compromiso del acto o al gusto del afecto por hacerlo. Yo en ese sentido prefiero regalar cosas hechas por mí y al margen de su aceptación, si gustan es una forma de estar presente en la vida de las personas que considero que quiero u aprecio, pues al final lo que es evidente que un regalo hecho sin corazón no es más que una transacción social.

En los regalos como en la vida misma no podemos actuar de la misma manera si es una acción para nosotros mismos  que si es para los demás, pues lógicamente será empáticamente  proporcional al posicionamiento que hallamos tenido en cuanto al acto empático de la elección de lo regalado.

En general ya sea para nosotros mismos que también nos merecemos de vez en cuando un regalo o bien para los demás, solo se trata de explorar tus propios gustos o los ajenos, siendo la utilidad y la necesidad dos buenos aliados en el acierto.

Es bien cierto que humanos que somos, a veces las personas tenemos  sentimientos de no merecernos ciertas cosas y nos las negamos a nosotros mismos o a los demás, quizás este tipo de regalos, son los más difíciles, pero quizás y sólo quizás, sean los más afortunados pues demuestran la generosidad de lo imposible, comparando el valor de lo dado con el valor de lo recibido, pues la felicidad que le hayas podido proporcionar a otra persona ni que sea por un momento o a ti mismo,…, no tiene un valor contable.

                                                                Ferrán Aparicio

                                                           25 de Enero de 2017