Siempre me ha llamado la atención la gente que sin dar
muchas explicaciones lleva a buen puerto sus objetivos e inquietudes. Me
sorprende enormemente como pueden tener esa sangre fría de tenerlo todo tan calculado.
Dan la impresión como si no tuvieran incidentes, ni sorpresas en su vida, pero
al final de todo, me he dado cuenta que juegan a la estrategia de los
estrategas.
La
estrategia como tal es tener un problema o situación estudiada e implica en cierta forma tomar decisiones y
ejecutarlas, sin embargo en tiempos de cambio, donde todo está mutando rápidamente
y no existe una lógica continua en los procesos hay que cambiar de estrategias
continuamente, como medio de adaptación al cambio y al medio.
En
este sentido muchas veces hemos oído o leído aquello del bosque que no nos deja
ver los árboles, o todo su contrario los árboles que no nos dejaban ver el
bosque, sin embargo lo que se detectaba en cualquiera de las dos situaciones es
que estamos tan acostumbrados a nuestra
zona de confort o circunstancias personales que somos incapaces de prever, que
es lo que hay detrás de cada acción o reacción en su caso.
Muchos
profesionales o no tan profesionales, tenemos tendencia a adaptarnos al entorno
en que vivimos, aunque no estemos muy cómodos, siempre con una actitud positiva
e intentando aprehender de cada acto o suceso, sin embargo lo que también es
cierto es que tenemos que reconocer es un cierto miedo al cambio y a lo que
piensen los demás de nosotros, pues nosotros
en el fondo y en la forma ya sabemos quiénes somos o al menos lo intuimos.
Desde
hace unos años tengo la máxima en mi vida que todo llega en su justo momento,
ni antes ni después, pero cuando hablamos de estrategia estamos hablando de palabras
mayores y empieza a rondar la idea de en vez de aceptar positivamente desde el
principio de acción y reacción una vida dividida en etapas, el comenzar a ser un
estratega en tiempos y plazos, con una estrategia clara es ya una evidencia no un cambio, pues ya no
hay necesidad de mantener en el tiempo la situación en la que estamos viviendo.
Reinventarse
no es un tema fácil, especialmente porque el tiempo no juega a nuestro favor y
lo único positivo que tenemos los de mi generación, es la experiencia acumulada,
lo cual es también un grado ante las circunstancias, que en cierta forma se han
aliado para acelerar un cambio.
El
concepto, contenido y el método, siguen siendo válidos, pero es hora de
derribar perjuicios e intentar algo nuevo desde la estrategia del estratega, de
hacer limpieza de aquello que ya no nos
es útil, derribando absurdos perjuicios y arriesgando en el cambio porque
aunque sea una aventura, vale la pena asumir una vez más, el desafío de la estrategia, pues
aunque no queramos, todos tenemos una parte de estrategas.
Ferrán Aparicio
20
de Marzo de 2018