El arquetipo de la sombra representa, según la psicología analítica de Carl Jung, el “lado oscuro” de nuestra personalidad. Se trata de un submundo convulso de nuestra psique donde se contiene lo más primitivo, los egoísmos más afilados, los instintos más reprimidos y ese “yo desautorizado” que la mente consciente rechaza y que sumergimos en los abismos más profundos de nuestro ser.
Todos o casi todos, hemos oído alguna vez hablar de ese concepto, de ese arquetipo de la sombra que de algún modo, sigue utilizándose en psicología para hablarnos de esa confrontación. De esa sensación de disputa que a veces llevamos con nosotros mismos cuando trabajamos nuestras frustraciones, nuestros miedos, inseguridades o rencores.
Todo viene a colación de que en estos momentos de pandemia y confinamiento ha surgido esa sombra individual a la par que colectiva, en el que todo aquello que en un momento dado considerabamos como malo debido a nuestra educación y a las normas morales de nuestra sociedad, se convierte en nuestra sombra.
En este sentido la mayoría de nosotros aparentamos y nos percibimos como seres buenos y nobles, sin embargo, en nuestro interior hay ciertas dimensiones reprimidas, instintos heredados donde a veces se esconden aspectos crueles como la violencia, la rabia, el odio…y otras malas hierbas.
Pero también y a la par es bien cierto que el arquetipo de sombra no habita únicamente en cada persona, sino en situaciones como la que vivimos, está presente en grupos de personas, en colectivos, en algunos tipos de religiones o incluso en partidos políticos y lo peor es que en un momento dado, pueden sacar su sombra a la luz para justificar actos violentos contra la propia humanidad, tal y como está pasando en muchos países de este mundo, incluyendo el mio.
Todo el mundo tiene una sombra, y cuanto más oculta está de la vida consciente del individuo, más negra y más densa es. Una parte de nuestra personalidad se manifiesta a la vista de todos, son los aspectos conscientes y asumidos de nuestra psique; la otra sobrevive en la oscuridad de la inconsciencia, oculta para todos, empezando por nosotros mismos, y solo ocasionalmente se manifiesta tal y como es, generalmente para causar problemas allí donde actúa.
En definitiva , la Sombra, en términos psicológicos, es todo aquello que rechazamos de nuestro carácter y personalidad, porque lo consideramos negativo, inconveniente, problemático, vergonzoso o peligroso.
Carl Jung afirmó en relación al arquetipo de la sombra: “Los rasgos del ser humano en parte reprimidos, en parte no vividos del todo que desde el principio fueron en gran parte excluidos por motivos morales, sociales, educativos o de otro tipo y por eso cayeron en la represión, es decir, en la disociación.”
La Sombra es, en resumen, el conjunto de todos los rasgos de conducta, talentos, habilidades y capacidades, que fueron excluidos de nuestra personalidad original, es decir, el personaje que hemos aprendido a representar de cara a los demás y a nosotros mismos, y con el cual nos abrimos paso en nuestra vida y también en los grupos de sociedad.
Ferrán Aparicio
15 de Noviembre de 2020
