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martes, 28 de febrero de 2017

INTELIGENCIA COLECTIVA POPULISTA



INTELIGENCIA COLECTIVA POPULISTA

Mucho se está escuchando los términos populismo e inteligencia colectiva últimamente en los medios locales, comarcales, nacionales e internacionales y es que al fin y al cabo el populismo como concepto es la aceptación de que la inteligencia colectiva es una forma de inteligencia que surge de la colaboración y concurso de muchos individuos, que bien son populares o intentan representar a ese concepto tan abstracto, variado y voluble que es la popularidad, algo que como siempre depende de la persona y el cristal con que se mire.

La inteligencia colectiva es una forma de inteligencia que surge de la colaboración y al apoyo mutuo, y al referirse a la inteligencia colectiva hablamos del estudio y el comportamiento colectivo desde el nivel más básico al conjunto de sociedades humanas, bien sean la sociedad local más cercana, la comarcal, la nacional o de cualquier país internacional en conceptos tan renovadores como son el brexit o la regeneración americana.

No es la intención de este post el llegar a plantear problemáticas políticas ni acercarme a ningún posicionamiento, cosa que dejo para mi intimidad y mi círculo más cercano, pero si transmitir la relación de que tienen ciertos conceptos en el estudio de la sociología y la antropología en el desarrollo de las civilizaciones bien mostrado con un discurso racionar oi en muchos caso subliminar a través de los medios de comunicación.

Atlee, percibe que la inteligencia colectiva puede ser fomentada "para superar el pensamiento mayoritario de un grupo social y los sesgos cognitivos individuales para permitir a un colectivo cooperar en un proceso mientras alcanza un rendimiento intelectual mejorado", mientras el término populismo tiene sentido peyorativo, ya que hace referencia a las medidas políticas que no buscan el bienestar o el progreso de un país, sino que tratan de conseguir la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias. 

Cuando la noción de populismo se utiliza de manera positiva, se califica a estos movimientos como propuestas que buscan construir el poder a partir de la participación popular y de la inclusión social.

Hay momentos históricos muy populistas en los cuales un país cree haber encontrado el modelo económico que realmente funciona para su pueblo, la revolución que todos estaban esperando y que cambiará para siempre su calidad de vida, pero siempre va acompañado de un procedimiento paralelo , que es la capacidad de las comunidades humanas de evolucionar hacia un orden de una complejidad y armonía mayor, tanto por medio de mecanismos de innovación, como de diferenciación e integración, competencia y colaboración. 

Algunos de los antiguos filósofos griegos definían el estado de plenitud social como un estado de serenidad libre de toda pasión en el que poder reflexionar despegadamente y nos les faltaba razón pues en esa intervención social y popular es precisamente en las emociones colectivas las que nos hacen sentirnos vivos como conjunto social.

Al final la inteligencia colectiva populista debe caracterizarse por tener una pasión colectiva, sana, que genere salud emocional, física y hasta espiritual, y además debe poner a la vida chispa y color, tanto a la vida personal como colectiva, como siempre sin más,……. al menos eso pienso yo.

Ferrán Aparicio
28 de Febrero de 2017

lunes, 15 de febrero de 2016

PRINCIPIOS Y VALORES


Hay conceptos que plantean cierto parecido, se acercan, se alinean, incluso a veces se entre mezclan y al final se disuelven en una deformación, que muchas veces causan confusión como es el caso de los principios y valores.

Tal cual nos define la Wikipedia, un principio es una ley o regla que se cumple o debe seguirse con cierto propósito, como consecuencia necesaria de algo o con el fin de lograr un propósito.

Los Valores  son todas las cosas que proveen a las personas a defender y crecer en su dignidad y son de alguna manera perfeccionados por cada persona en función de su experiencia.

Sin embargo cuando los medios se subordinan a los fines en orden a una eficacia, el principio actúa como orientador de la acción, pero son los valores los que marcan el estilo propio de ejecutar la acción.

Por otra parte aplicar  los valores propios es una decisión netamente de la persona y no está obligado a ejecutarlo, es decir, cada persona es dueña de sus elecciones, y está en su juicio decidir si opta por ellos o no, sin embargo elegir y tomar acción sobre estos, tendrá un efecto de calidad extra en cada persona, eso sí, respetando y cumpliendo los principios generales que define la ética de una sociedad y que se suponen válidos para todos.

Aun así, otra manera de concebir los principios inherentes a un sistema o una disciplina es como determinar las características esenciales de un sistema, que los usuarios o personas asumen, y sin los cual no es posible trabajar, comprender o usar  y participar en dicho sistema.

Siempre hemos oído y de alguna manera aprehendido que todos tenemos una escala de valores y todos, por empatía, convicción o simplemente por convencimiento consideramos que hay cosas que defender por encima de todo y otras por las que no pasaríamos jamás.

Pues bien, al defender aquello que consideras importante vas a dejar clara tu postura y eso va a conseguir atraer a quienes piensan como tú, pero se callan por miedo, vergüenza o porque piensan que están solos, coincidiendo en principios y valores.

Sin embargo cuando el principio establece en la conciencia individual una norma de acción necesaria para la realización de un valor como último, incondicionado y universal, en sentido de un acto obligatorio, de manera determinante, consideramos un principio de eticidad básico y elemental, en lo que no entra el concepto de valor, simplemente es el cumplimiento de una norma que es igual para todo el mundo.

Cuando los medios se subordinan a los fines en orden a una eficacia, el principio actúa como orientador de la acción entrando los valores como medio  para  alcanzar ese objetivo, con un principio de racionalidad.

La concordancia entre ambos conceptos no es más que aceptar  la capacidad de gobernar y disciplinar a uno mismo mediante el uso de la razón una actitud justa y objetiva, y permisiva hacia aquellos cuyas opiniones, prácticas, raza, religión, nacionalidad, etc, difieren de los propios, interaccionando principios y valores.

                                                     Ferrán Aparicio

                                               15 de Febrero de 2016