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viernes, 14 de julio de 2023

NUNCA ES TARDE SI LA DICHA ES BUENA

Si nos preguntamos que quiere decir nunca es tarde si la dicha es buena, todo el mundo intuimos que quiere decir que siempre estamos a tiempo de cambiar si es lo que realmente queremos.

En realidad es un proverbio que se refiere a que nunca deberíamos dejar de hacer aquello que deseamos, algo que siempre hemos querido realizar pero nos hemos sentido limitados por cualquier motivo. También indica que nunca es tarde para llevar a cabo algo útil, cuyo resultado sería una mejora o satisfacción.

El problema de nuestra consciencia es que llega un día en que te das cuenta...de que no eres tan joven... de que ya no eres un niño...de que la vida ha pasado... y con ella se fueron amantes y se fueron amigos y te das cuenta de que ya no conocerás a mucha gente... que no podrás volver a todos los sitios...de que estás en el penúltimo acto que le quedan pocas hojas al libro....de que ya sólo queda el pasado... de que el tiempo poco a poco se ha ido...de que hay demasiadas ausencias... demasiados recuerdos...y demasiados asientos vacíos.

Y un día te das cuenta...de que ya no eres el que eras... de que ya nunca serás el mismo...de que los años pasaron volando... y al final...no ha sido tan largo el camino....."

No, no lo vuelvas a decir, no eres viejo para nada, ni para empezar de cero, ni para cambiar de opinión, ni para ver la vida de diferente manera a como la veías antes, hazme caso, nunca es tarde.

Te lo digo yo, vieja la ropa y los buenos vinos, lo demás es ponerse, y yo doy fe de ello, en diez años he vivido más que en mis cuarenta y cinco anteriores, no tengas miedo, se feliz.

Nunca digas de ese agua no beberé, que el camino es largo y te puede entrar sed, yo que a mi edad tiré la moneda al aire, sí, salió cruz, me la jugué todo por quién me vio en el abismo y no fue capaz de echarme una cuerda, lo di todo, mi vida, mi corazón y mi alma por quién estando al borde del precipicio, se dio media vuelta y se fue. Y sí, me salvó de ese infierno la persona a la que más daño le hice en la vida, sin pedir nada a cambio.

Nunca digas que es tarde, no lo digas, nunca es tarde para enamorarse otra vez, para decir no y para decir sí, para conocer otros labios, otros amores, otros cuerpos. Nunca es tarde para hacer las locuras que no hicistes de joven, de bañarte desnudo en una playa, de hacer el amor a la luz de las velas mientras escucha el sonido del mar, para hacer ese viaje soñado, nunca es tarde para nada.

Hemos oído cientos de veces que nunca es tarde para volver a empezar. Pero por desgracia esa frase suele llegar a nosotros cuando nuestra vida pasa por un momento difícil, lo que hace que seamos aún más reticentes a aceptar el cambio.

Desde luego, es fácil ser pesimista cuando al mirar hacia atrás pensamos en el tiempo que, desde el presente, parece haber sido desperdiciado. Pero este sentimiento no cambia los hechos: adoptar un estilo de vida totalmente nuevo, aprender habilidades increíbles o empezar relaciones ilusionantes es algo posible en prácticamente cualquier situación, independientemente de la edad.

Ferrán Aparicio
1 de Junio de 2023

miércoles, 30 de enero de 2019

SABIDURIA INTELIGENTE


Si bien todos entendemos las palabras sabiduría e inteligencia, cuando las juntamos para emitir un concepto mixto, resulta un idea muy interesante a la vez que especial. 

La sabiduría es un carácter que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. 

Por otra parte la inteligencia es un concepto difícil de definir. Una definición sencilla la describe como la capacidad de generar información nueva combinando la que recibimos del exterior, con aquella de la que disponemos en nuestra memoria. 

La sabiduría toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo y no es más que lo vivido y ha de haberse experimentado con suficiente frecuencia o intensidad como para que no se borre de nuestro recuerdo, se inserte en los esquemas de lo que consideramos bueno o malo y se tome en cuenta como parte de los procesos de supervivencia del individuo. 

Por eso, la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar todos los conocimientos, generando desde la inteligencia la combinación que recibimos y la vivida, de ahí podría generarse la combinación sabiduría inteligente. Y así surge el sabio inteligente que no es aquel que acumula muchos conocimientos y experiencias, sino quien sabe utilizar de forma efectiva cada cosa aprendida, desechando aquello que no le aporta nada o simplemente no le es útil, de ahí surge la idea de que ser sabio consiste en ignorar con inteligencia. 

Es bien cierto que aunque vayamos cumpliendo más años no siempre crecemos en sabiduría inteligente, por acumulación de conocimientos y experiencias, pues la sabiduría inteligente no se trata de considerar a una biblioteca andante, sino se centra simplemente en la selección de los contenidos que tenemos a través de nuestro bagaje vital. 

Vivir es al fin y al cabo economizar y saber qué es lo importante, racionalizando del conjunto de conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio, el conocimiento y la experiencia 

Quizás el secreto de esta combinación de conceptos, sabiduría inteligente, es el arte de saber ignorar, aquello que conocemos pero no necesitamos en este momento del presente, priorizando y focalizando aquello que nos interesa en este segundo, sin embargo no es nada fácil de aplicar en nuestro día a día. 

En este sentido, priorizar no es únicamente ignorar lo que nos hace daño o no nos interesa en este momento, sino más bien es reorganizar nuestra vida para encontrar espacios propios para ser felices, con las herramientas y conocimientos experimentados. 

Al final tener consciencia de lo que significa la sabiduría inteligente, se centra en saber ignorar aquello que no nos aporta nada y nos dispersa y comprender qué vínculos es mejor dejar de alimentar sin tener ninguna carga de conciencia por haberlos desechado. 

Ferrán Aparicio 
30 de enero de 2019 

lunes, 15 de octubre de 2018

PAISES IMAGINARIOS

Antes de empezar un viaje maravilloso dentro de muy poco, solo me queda que expresar desde el corazón aquello que decía mi querido amigo, tocayo y admirado Fernando Pessoa: "La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos."

Y es que todas las ciudades hermosas deberían tener una ruta ideal para llegar a ellas. Como decía también mi otro amigo imaginario, Italo Calvino en  su libro las ciudades invisibles (Le città invisibili), los viajes son una experiencia para llegar a las ciudades  donde  debería existir una puerta de entrada que dirigiera al viajero hacia el lugar donde posar sus ojos por primera vez. A partir de ahí, el extranjero podría ser libre y sumergirse en las calles, en las atmósferas, en las sombras y en los recovecos encontrados por azar.

De esa forma nuestro viaje podría ser fundado en un recuerdo: el del asombro de aquella primera vez, de aquello que desconocía y de una forma mágica  apareció en su presencia. La verdad que ya no es así , si bien se asemeja bastante. Hoy en dia tenemos la posibilidad de adentrarnos en nuestros destinos  a través de los medios de información telemática e informática, pero lo que no podemos sentir, es aquello que no vemos, tocamos o experimentamos a través de nuestros cinco sentidos.

Por desgracia, las ciudades modernas se atomizan y ya no queda una única ruta, ni una única puerta, ni un guardián a la entrada que nos guíe. Quedan estaciones, aeropuertos, carreteras... todas iguales en cualquier parte del mundo. Todas diseñadas por el mismo burócrata pragmático y sin alma. Son rutas que nos llevan directamente hasta el hotel donde hemos hecho la reserva y no al corazón de la ciudad. Rutas inhumanas. Pero podemos seguir siendo libres para soñar, para arrojar nuestras maletas encima de la cama y lanzarnos a la calle a encontrar ese lugar que la leyenda dice que nos está esperando. Para perdernos, preguntar y sentir miedo y excitación ante lo desconocido.

Para terminar viendo la ciudad con la mirada virgen de la niñez, y las personas que han viajado conmigo lo pueden corroborar, llega un momento donde te desinhibes de lo circunstancial, solo tienes hambre de ver y experimentarlo todo, sin miedos ni precauciones.

 Al final da igual donde viajes, pues todas las ciudades son invisibles y son el reflejo de ti mismo en el entorno donde te encuentras, todas las ciudades siguen creciendo y expandiendo en torres imponentes y centros comerciales entre los cuales siempre hay pasadizos que surcan la ciudad, la ciudad invisible,  la persona, el personaje  que lleva dentro, al viajero y al que viaja.

Todos los destinos son ciudadesla ciudad de lo grande y lo pequeño, de lo épico y lo íntimo... y además, la ciudad de la noche, la más bella del mundo cuando se marcha el sol, son ciudades invisibles donde no se encuentran ciudades reconocibles.

Pero al final de un viaje, lo que queda  es la mezcla de lo moderno y lo tradicional, aquello que hace que el manido cliché de ciudad real o imaginaria, sea el punto de encuentro entre Occidente y Oriente y  sea una acertada manera de describir la ciudad en pocas palabras, simplemente a través de un viaje, el viaje de tu existencia.
Ferrán Aparicio

15 de Octubre de 2018

martes, 25 de septiembre de 2018

MIS ERRORES FAVORITOS

Hace muchos años  que decidí abandonar la adicción a la televisión cuando empecé a estudiar, bien porque en aquella época, el poco tiempo que me quedaba después de unas densas clases, lo invertía en organizar el tiempo de estudio o diversión, bien porque necesitaba moverme en un espacio fuera de la escuela universitaria o  bien por simplemente organizar mi propia casa.

Con el tiempo y una vez obtenida la correspondiente licenciatura, empecé a hacer a aquello que me apetecía y realmente me gustaba, un poco como rebelión al tiempo que había invertido de una forma obsesiva a mi formación y con ganas de liberar mi mente, ante un espacio en blanco a través de la pintura, la fotografía y la escultura.

Lo  más chocante de este espacio de relajación es que como siempre la mente, va simultaneando la expresión y la meditación y en especial  se deriva a un análisis de mis errores favoritos así como las consecuentes lecciones que cada día presuntamente vas aprehendiendo, auto convencido, que muchas veces  todo lo que has descubierto, es  a base de golpes y esfuerzos tontos.

En general al hablar de errores, hablamos de una forma peyorativa de equivocaciones, admitiendo que es propio de seres humano el equivocarse, pero aprehendiendo con el tiempo  que los errores suelen ser irreversibles, porque por lo general uno no tropieza  dos veces en la misma piedra, salvo error, despiste o excepción.

También es cierto como dice el dicho que lo que no mata,…, engorda y a colación también podemos afirmar que lo que no te mata, te hace más fuerte y cada día que pasa eres más sabio o acumulas mayor experiencia. Sin embargo ese aspecto negativo del error como concepto es un error en sí mismo, y valga la redundancia semántica,  en el sentido de cada error te facilita seguir avanzando más rápido en la siguiente ocasión.

Al mismo tiempo la presunción de hecho o las pre-suposiciones de derecho son las circunstancias que más errores me han hecho cometer y consecuentemente aceptar. 

Cuando te sientas a dibujar, pintar o modelar, o retocar una fotografía, es muy fácil olvidarse del mundo real y dejarse llevar por la filosofía o los pájaros y flores, pero también es muy fácil que tu propio subconsciente aproveche para manifestarse con pequeños detalles que manifiestan los errores que has podido cometer.

Hay y habrá excelentes momentos  y circunstancias propias y ajenas a lo largo de tu vida, que generaran  muchas experiencias y situaciones y por supuesto tropiezos con  personas que encontrarás en el camino, incluso enmarcadas en distintas etapas,  pero otro de los errores que no tenemos asumidos es que los nombres, términos y denominaciones, tienen fecha de caducidad. 

Precisamente por eso es mejor asociar tu pensamiento a un valor que a un término más o menos de moda o a una persona que cambiado de situación, cambie directamente con tu relación.

Al final sólo se trata de ser capaz de tener una serie de ideas claras y sencillas  y sobre todo aprehender conscientemente de los errores como medio de ir cerrando círculos o ciclos.
                                                                  
                                                                   Ferrán Aparicio
                                                             25 de Septiembre de 2018

lunes, 5 de febrero de 2018

LA DUDA

Se define la duda como  una indeterminación entre dos decisiones o dos juicios, sin embargo la duda puede llegar más allá por lo transcendental que puede ser en función de las circunstancias que la motiven.

En términos jurídicos de la misma forma que entendemos que “el que calla otorga”, conocemos la expresión “del beneficio de la duda”, lo cual te manifiesta que la duda no siempre tiene carácter negativo o peyorativo, sino que puede incluso ser beneficiosa.

Lo que está claro bien por qué lo hemos sentido o simplemente experimentado, es que la duda supone un estado de incertidumbre, puesto que donde hay dudas no hay certezas. En este sentido, la duda supone  un límite a la confianza ya que, donde hay dudas, no existe la creencia en la verdad de un conocimiento.

En sentido contrario la duda se  puede plantear como un conocido dicho que se deriva de lo relatado por el filósofo griego Platón sobre Sócrates, “sólo sé que no se nada”, si bien en el fondo plantea la duda de que se cree que sabe algo, mientras que no sabe. Por otra parte, yo, que igualmente no sé nada, tampoco creo saber algo.

La duda  se plantea como que no está diciendo que no sabe nada, sino que hace ver que no se puede saber algo con absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno cree estar seguro. En éste sentido es cuando una duda es aceptada como ignorancia y  puede convertirse en una fuente de conocimiento ya que impulsa a la reflexión, el estudio y la investigación, lo cual no es cuestión baladí.

Hablando en voz alta y escribiendo al mismo tiempo, tenemos que dejar patente que existe lo que se conoce como duda filosófica y no es más  que  ese periodo en el que una persona, de manera absolutamente voluntaria, decide suspender el juicio con el claro objetivo de que pueda por sí misma llevar a cabo un proceso de coordinación tanto de los conocimientos que posee, como de sus ideas respecto a un tema concreto.

Por otra parte, no podemos obviar el hecho de que también es habitual que hablemos dentro del campo filosófico de lo que se conoce como desatar la duda. Concretamente con dicha locución verbal lo que intenta expresarse es que alguien está dándole solución a un asunto concreto.

Grandes filósofos han planteado que rechazar aceptar todo aquello de lo que pudiera dudarse desde un punto de vista racional, era falsear un raciocinio, pues al fin y al cabo, todos tenemos dentro una sabiduría infinita que es capaz de proporcionarnos la mejor vida posible, o al menos intentarlo desde la duda.

La duda vital es aprehender a confiar en esa sabiduría interior para poder  comenzar a introducir cambios en nuestra vida, todos sabemos que no somos las mismas personas en el tiempo, que vamos evolucionando, que nuestras circunstancias y necesidades vitales cambian y sólo se trata  de tener conciencia que necesitas un cambio, desde la dudad vital, pues al final  nos damos cuenta que esas cosas exclusivamente dependen de nosotros.

                                                             Ferrán Aparicio
                                                       5 de febrero de 2018


sábado, 10 de junio de 2017

LA TERCERA POSIBILIDAD

Llevo unos días en que me vienen  a la cabeza cosas que en principio parecen absurdas y es que como siempre todo depende del color con que se mira. 

La mayoría de las personas nos regimos por el sistema aristotélico de pensamiento, basado en el sentido común, pero hay veces que aparecen cuestiones que no cuadran dentro de ese sentido común.

Aristóteles proponía que  todo era verdadero o falso, y excluía una tercera posibilidad, pero en realidad hay cosas , conceptos, pensamientos que no son ni verdadero ni falso, sino que son las dos cosas al mismo tiempo.

Si lo pensamos racionalmente muchas veces sucede lo mismo con conceptos como absoluto y relativo, puede darse el caso como tercera posibilidad que algo o alguien, sea absoluto y relativo al mismo tiempo.

El planteamiento surge en el carácter no lógico de nuestro pensamiento, sino paradójico de la realidad o de la vida misma.

Hay gente, la mayoría  que piensa que el conocimiento racional de la vida es lo que nos va a permitir vivirla  mejor, sin embargo y muy comúnmente en oriente el pensamiento se centra en pensar que vivir la vida es la  que nos va a permitir vivirla y conocerla mejor.

Es bien cierto que las rutinas crean costumbres, incluso en nuestra forma lógica de pensar, llegando al caso que creamos nuestro propio estilo definido como esa forma lógica de hacer las cosas que nos caracteriza, sin embargo la experiencia como  motor de  la vida es lo que de alguna manera produce cambios de forma consistente.

Si lo pensamos fríamente y aun habiendo seguido unos patrones lógicos aristotélicos basados en el recto pensar y en el sentido común, nosotros no somos los mismos que ayer, la semana pasada, los meses pasados y muy diferentes al año pasado, hemos evolucionado a través de nuestras experiencias. 

Quizás la tercera posibilidad sea reconocer que  además de tener la posibilidad de discernir si algo es verdadero o falso, es cambiar nuestros esquemas y conocer otras posibilidades a través del cambio.

Es bien cierto que la vida es un pasar y que estamos obligados a pasarlo lo mejor posible o al menos a intentarlo, pero una vez tenemos ya nuestra base intelectual afirmada podíamos plantearnos de una forma ilógica, el plantearnos como tercera posibilidad el cambio concreto en determinados aspectos de nuestra vida como forma de des encasillarnos de una rutina de patrones y costumbres.

La lógica y el sentido común  siempre han sido el motor del pensamiento pero cabría plantearse que en determinadas ocasiones la tercera posibilidad está en adoptar una postura irracional en nuestra conducta, porque si lo pensamos fríamente, la vida no es lógica,.., gracias a Dios.

Ferrán Aparicio
10 de junio de 2017

lunes, 15 de febrero de 2016

PRINCIPIOS Y VALORES


Hay conceptos que plantean cierto parecido, se acercan, se alinean, incluso a veces se entre mezclan y al final se disuelven en una deformación, que muchas veces causan confusión como es el caso de los principios y valores.

Tal cual nos define la Wikipedia, un principio es una ley o regla que se cumple o debe seguirse con cierto propósito, como consecuencia necesaria de algo o con el fin de lograr un propósito.

Los Valores  son todas las cosas que proveen a las personas a defender y crecer en su dignidad y son de alguna manera perfeccionados por cada persona en función de su experiencia.

Sin embargo cuando los medios se subordinan a los fines en orden a una eficacia, el principio actúa como orientador de la acción, pero son los valores los que marcan el estilo propio de ejecutar la acción.

Por otra parte aplicar  los valores propios es una decisión netamente de la persona y no está obligado a ejecutarlo, es decir, cada persona es dueña de sus elecciones, y está en su juicio decidir si opta por ellos o no, sin embargo elegir y tomar acción sobre estos, tendrá un efecto de calidad extra en cada persona, eso sí, respetando y cumpliendo los principios generales que define la ética de una sociedad y que se suponen válidos para todos.

Aun así, otra manera de concebir los principios inherentes a un sistema o una disciplina es como determinar las características esenciales de un sistema, que los usuarios o personas asumen, y sin los cual no es posible trabajar, comprender o usar  y participar en dicho sistema.

Siempre hemos oído y de alguna manera aprehendido que todos tenemos una escala de valores y todos, por empatía, convicción o simplemente por convencimiento consideramos que hay cosas que defender por encima de todo y otras por las que no pasaríamos jamás.

Pues bien, al defender aquello que consideras importante vas a dejar clara tu postura y eso va a conseguir atraer a quienes piensan como tú, pero se callan por miedo, vergüenza o porque piensan que están solos, coincidiendo en principios y valores.

Sin embargo cuando el principio establece en la conciencia individual una norma de acción necesaria para la realización de un valor como último, incondicionado y universal, en sentido de un acto obligatorio, de manera determinante, consideramos un principio de eticidad básico y elemental, en lo que no entra el concepto de valor, simplemente es el cumplimiento de una norma que es igual para todo el mundo.

Cuando los medios se subordinan a los fines en orden a una eficacia, el principio actúa como orientador de la acción entrando los valores como medio  para  alcanzar ese objetivo, con un principio de racionalidad.

La concordancia entre ambos conceptos no es más que aceptar  la capacidad de gobernar y disciplinar a uno mismo mediante el uso de la razón una actitud justa y objetiva, y permisiva hacia aquellos cuyas opiniones, prácticas, raza, religión, nacionalidad, etc, difieren de los propios, interaccionando principios y valores.

                                                     Ferrán Aparicio

                                               15 de Febrero de 2016

sábado, 1 de agosto de 2015

EL DESTINO LLEGA SIN AVISAR


Hace unos días leí un artículo que me llamó bastante la atención, hablaba de como muchas despedidas se producían sin una explicación, a veces  inexistente, a veces injustificada o simplemente impertinentes y poco racionales.

Me llamó mucho la atención en relación a la filosofía  que más me caracteriza en mi propio blog y es el hecho de que las cosas llegan en su justo momento, ni antes ni después y muchas veces por casualidad o causalidad y en el análisis de estos conceptos, me reitero continuamente como si tratara de clasificar cada acontecimiento importante que ocurre en mi vida,  en el sentido si es casualidad o causalidad.

Sin embargo la filosofía del artículo versaba sobre  cuando llegaba el final  de algo o de alguien o simplemente de una etapa de nuestra vida  y eso me hizo que pensar que  si llega el final, ya no hay nada que  hacer; bien porque  desaparece la situación , bien porque desaparecemos de este mundo; bien porque ese alguien ya no pertenece a nuestro mundo o bien porque que hemos llegado al final de una etapa sin retorno  y lo que está claro es que en muchas ocasiones  estos destinos llegan sin avisar.

Es cierto que la dualidad  de los conceptos  de causalidad y casualidad están muy entrelazados y que en cierta forma llegamos a convencernos de que las mejores cosas y acontecimientos  llegan a nuestra vida por casualidad, sin embargo  siempre hay una causalidad por aquello de que presuntamente cada uno tenemos un destino y este llega sin avisar, y como siempre  me sigo preguntando.

Lo que está claro es que no  podemos estar todo el día preguntándonos por qué pasan las cosas, pero sí no perder de vista el arte de la observación, que nos permite ser racionales  y vivir  las situaciones, aunque muchas veces las cosas pasen y no necesitemos saber  su causa  pues no existe una respuesta racional directa que las expliquen.

Si analizamos brevemente por qué y para qué de cuantas cosas nos han pasado en nuestra vida sin actitud victimista, nos daremos cuenta que la estadística media de los datos que analizamos  y manejamos, no tiene una explicación racional, las cosas han pasado porque tenían que pasar; desde nuestra vocación profesional, pasando por nuestra propia familia hasta llegar a nuestra propia vida sentimental, por decir un algo del complejo mundo que tenemos las personas.

Lo que si es cierto que no echamos de menos o pasamos por encima aquellas cosas que nos han pasado y nos hemos involucrado y por su falta de valor o identidad no tienen cabida en ese inventario de acontecimientos que valoramos en función del destino que de alguna forma toda buscamos como humanos que somos que es la eterna felicidad.

La Falta de valor no tiene cabida en la estadística de una vida, que se hace camino al andar y en definitiva se trata de eso de caminar, eso si siempre hacia adelante, pues lo que está claro que el destino llega sin avisar.

                                                          Ferrán Aparicio
                                                       1 de agosto de 2015