Si hay
algo que nos caracteriza a todos los humanos, por muy valientes que nos
consideremos es la reacción ante nuestros miedos.
Ante el miedo sea del tipo que
sea tenemos que reaccionar racionalmente, pues teniendo claro como concepto que
es el miedo, solo se trata de utilizar los antídotos vitales de la supervivencia
para vencerlo.
El miedo como concepto es una
emoción caracterizada por una intensa sensación de percepción de peligro real o supuesto, incluso intuitivo, como sensación
de amenaza a nuestra integridad y sobre todo a nuestra seguridad.
También es cierto que la
máxima expresión del miedo es aquello que formalmente reconocemos como terror y
que simplemente se corresponde con la dimensión del miedo ante la amenaza.
El problema surge cuando
reflexionamos y nos damos cuenta de cuantas veces hemos sentido miedos de todas
las índoles y colores y con la perspectiva del tiempo y una vez superadas las
situaciones nos damos cuenta lo absurdo que ha sido nuestro comportamiento,
pues al fin y al cabo era un supuesto a lo que nos enfrentábamos.
Una vez entramos en contacto
con el concepto de miedo nos damos cuenta que el miedo es simplemente una
respuesta adaptativa de supervivencia vital y defensa ante algo o alguien que nos
presupone un peligro para nuestra integridad física o psíquica.
Sin embargo el problema de adaptación
surge cuando presupones algo que como premisa no es cierta y sobre la que
elaboramos el argumento de un suceso, es entonces cuando la amenaza no es real y
es cuando no puede ser resuelta con los mecanismos básicos de supervivencia.
Al final de cualquier reflexión sobre el concepto del
miedo te das cuenta que muchas veces es temporal y sólo se trata de enfrentarse
a las situaciones con prudencia pero con ahínco, pues en definitiva los miedos
son personales y no trasferibles en la mayoría de los casos.
La intervención de un punto de
vista externo como en cualquier
situación natural que manejamos en la
vida nos puede dar un punto de vista
objetivo que puede ayudarnos a ver el problema o situación desde otra
perspectiva.
Como con cualquier problema,
solo se trata de encontrar la solución más adecuada y plantearnos que no podemos
estar limitados a la convivencia de nuestros miedos pero tampoco por lo
contrario podemos estar en contacto con amenazas y riesgos.
Como siempre bajar al plano de
lo práctico, analizar que nos ocurre en el presente y de alguna manera nos amenaza
sin llegar a idealismos y supuestos teóricos, es una forma de practicar la supervivencia
vital de la presencia mental consciente con la sensación en el acto de conocernos.
Ferrán Aparicio
25 de febrero de 2016