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lunes, 22 de mayo de 2017

VISION EXTERNA , OBSERVANCIA

Me viene a la cabeza, aquello que  decía tan acertadamente Calderón de la Barca, que la vida era un sueño y consecuentemente se me ocurre también aquello de que lo tuyo es un puro teatro, tan animadamente cantado por Celia Cruz   y como silogismo de ambos cabe decir que la vida es un puro teatro. La cuestión surge cuando un día te observas desde la observancia a ti mismo y te sientes espectador de la obra de teatro que te rodea, y te sientes artista y espectador al mismo tiempo, lo cual no es cuestión baladí.

Es bien cierto que los actos científicos comienzan con la observación como método de recogida de datos, sin embargo la observancia no puede ser considerada como un método científico. En la  observancia se realizan observaciones casuales u ocasionales, comprobando los hechos tal y como se nos presentan espontáneamente, sin hipótesis previa, es decir sin intencionalidad de buscar una relación entre dos o más variables, en nuestro caso de nosotros mismos, desde fuera de nosotros mismos. 

El principal objetivo de la observación es la comprobación del fenómeno que se tiene frente a la vista, con la preocupación de evitar y precaver los errores de la observación que podrían alterar la percepción de un fenómeno o la correcta expresión del mismo.

Cuando observamos de forma no experimental  tratamos de no interferir en el mundo natural, ya que queremos recoger datos del mundo tal y como se dan y siempre  hay que diferenciar bien entre ellos, ya que la observación es directa y la interpretación es observación indirecta  y son difíciles de separar porque la segunda deriva de la primera; por eso observar nunca es neutral, ya que el observador siempre influye. 

La observación es intencionada, voluntaria, estructurada y sistemática, que intenta describir, analizar, interpretar… comportamientos a todos los niveles, la observancia es un fenómeno reflexivo para verificar que lo que expresamos es lo que sentimos realmente.

Si tú puedes volverte el objeto de tu atención, desde la observancia, si tú puedes observarte desde afuera, entonces sin darte cuenta, has dado un salto de consciencia. 

Es como si vieras la diferencia entre ser y estar de una manera ficticia que sólo tú puedes interpretar. En el mundo karmico, si tú mismo eres el que se observa a ti mismo, se produce un fenómeno por el cual  te transformas en un nuevo observador, que está presente en todos los instantes de tiempo, eso se le llama eternidad, infinito. 

Dicen que esta es tu verdadera identidad real, que podrá mostrarte si tú lo permites, el camino de regreso a tu esencia, en el aquí y ahora.

Cuando permites que este nuevo observador sea el nuevo huésped en lo que piensas, en lo que sientes y en lo que crees, será una revolución para ti. 

Es una forma de manejar la dicotomía entre el yo mismo y el espectador de mí mismo y en el fondo en función del posicionamiento, tú ya no serás más tú, y todo tu modo de percibir tu mundo y el mundo habrá cambiado. 

Bienvenido al teatro de la vida, donde eres actor y espectador, desde la conciencia del posicionamiento  del yo extra corporal y  de la pura y dura observancia.

Ferrán Aparicio
20 de mayo de 2017