Hace muchos años que decidí abandonar la adicción a la
televisión cuando empecé a estudiar, bien porque en aquella época, el poco
tiempo que me quedaba después de unas densas clases, lo invertía en organizar
el tiempo de estudio o diversión, bien porque necesitaba moverme en un espacio
fuera de la escuela universitaria o bien
por simplemente organizar mi propia casa.
Con
el tiempo y una vez obtenida la correspondiente licenciatura, empecé a hacer a
aquello que me apetecía y realmente me gustaba, un poco como rebelión al tiempo
que había invertido de una forma obsesiva a mi formación y con ganas de liberar
mi mente, ante un espacio en blanco a través de la pintura, la fotografía y la
escultura.
Lo más chocante de este espacio de relajación es
que como siempre la mente, va simultaneando la expresión y la meditación y en
especial se deriva a un análisis de mis
errores favoritos así como las consecuentes lecciones que cada día
presuntamente vas aprehendiendo, auto convencido, que muchas veces todo lo que has descubierto, es a base de golpes y esfuerzos tontos.
En
general al hablar de errores, hablamos de una forma peyorativa de equivocaciones,
admitiendo que es propio de seres humano el equivocarse, pero aprehendiendo con
el tiempo que los errores suelen ser irreversibles,
porque por lo general uno no tropieza
dos veces en la misma piedra, salvo error, despiste o excepción.
También
es cierto como dice el dicho que lo que no mata,…, engorda y a colación también
podemos afirmar que lo que no te mata, te hace más fuerte y cada día que pasa
eres más sabio o acumulas mayor experiencia. Sin embargo ese aspecto negativo
del error como concepto es un error en sí mismo, y valga la redundancia
semántica, en el sentido de cada error
te facilita seguir avanzando más rápido en la siguiente ocasión.
Al
mismo tiempo la presunción de hecho o las pre-suposiciones de derecho son las
circunstancias que más errores me han hecho cometer y consecuentemente aceptar.
Cuando te sientas a dibujar, pintar o modelar, o retocar una fotografía, es muy fácil olvidarse del mundo real y dejarse llevar por la filosofía o los pájaros y flores, pero también es muy fácil que tu propio subconsciente aproveche para manifestarse con pequeños detalles que manifiestan los errores que has podido cometer.
Cuando te sientas a dibujar, pintar o modelar, o retocar una fotografía, es muy fácil olvidarse del mundo real y dejarse llevar por la filosofía o los pájaros y flores, pero también es muy fácil que tu propio subconsciente aproveche para manifestarse con pequeños detalles que manifiestan los errores que has podido cometer.
Hay y habrá excelentes momentos
y circunstancias propias y ajenas a lo
largo de tu vida, que generaran muchas
experiencias y situaciones y por supuesto tropiezos con personas que encontrarás en el camino, incluso
enmarcadas en distintas etapas, pero otro
de los errores que no tenemos asumidos es que los nombres, términos y
denominaciones, tienen fecha de caducidad.
Precisamente por eso es mejor asociar tu pensamiento a un valor que a un término más o menos de moda o a una persona que cambiado de situación, cambie directamente con tu relación.
Precisamente por eso es mejor asociar tu pensamiento a un valor que a un término más o menos de moda o a una persona que cambiado de situación, cambie directamente con tu relación.
Al final sólo se trata de
ser capaz de tener una serie de ideas claras y sencillas y sobre todo aprehender conscientemente de los
errores como medio de ir cerrando círculos o ciclos.
Ferrán Aparicio
1 de Diciembre de 2016