Se define la duda
como una indeterminación entre dos
decisiones o dos juicios, sin embargo la duda puede llegar más allá por lo
transcendental que puede ser en función de las circunstancias que la motiven.
En
términos jurídicos de la misma forma que entendemos que “el que calla otorga”, conocemos la expresión “del beneficio de la duda”, lo cual te manifiesta que la duda no
siempre tiene carácter negativo o peyorativo, sino que puede incluso ser
beneficiosa.
Lo
que está claro bien por qué lo hemos sentido o simplemente experimentado, es
que la duda supone un estado de incertidumbre, puesto que donde hay dudas no
hay certezas. En este sentido, la duda supone un límite a la confianza ya que, donde hay
dudas, no existe la creencia en la verdad de un conocimiento.
En
sentido contrario la duda se puede
plantear como un conocido dicho que se deriva de lo relatado por el filósofo
griego Platón sobre Sócrates, “sólo sé
que no se nada”, si bien en el fondo plantea la duda de que se cree que
sabe algo, mientras que no sabe. Por otra parte, yo, que igualmente no sé nada,
tampoco creo saber algo.
La
duda se plantea como que no está
diciendo que no sabe nada, sino que hace ver que no se puede saber algo con
absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno cree estar seguro. En
éste sentido es cuando una duda es aceptada como ignorancia y puede convertirse en una fuente de
conocimiento ya que impulsa a la reflexión, el estudio y la investigación, lo
cual no es cuestión baladí.
Hablando
en voz alta y escribiendo al mismo tiempo, tenemos que dejar patente que existe
lo que se conoce como duda filosófica y no es más que ese periodo en el que una persona, de manera
absolutamente voluntaria, decide suspender el juicio con el claro objetivo de
que pueda por sí misma llevar a cabo un proceso de coordinación tanto de los
conocimientos que posee, como de sus ideas respecto a un tema concreto.
Por
otra parte, no podemos obviar el hecho de que también es habitual que hablemos
dentro del campo filosófico de lo que se conoce como desatar la duda.
Concretamente con dicha locución verbal lo que intenta expresarse es que
alguien está dándole solución a un asunto concreto.
Grandes
filósofos han planteado que rechazar aceptar todo aquello de lo que pudiera
dudarse desde un punto de vista racional, era falsear un raciocinio, pues al
fin y al cabo, todos tenemos dentro una sabiduría infinita que es capaz de
proporcionarnos la mejor vida posible, o al menos intentarlo desde la duda.
La
duda vital es aprehender a confiar en esa sabiduría interior para poder comenzar a introducir cambios en nuestra vida,
todos sabemos que no somos las mismas personas en el tiempo, que vamos evolucionando,
que nuestras circunstancias y necesidades vitales cambian y sólo se trata de tener conciencia que necesitas un cambio,
desde la dudad vital, pues al final nos damos
cuenta que esas cosas exclusivamente dependen de nosotros.
Ferrán Aparicio
5 de febrero de 2018
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