Estamos en periodo de vacaciones , y
cada uno tenemos un plan , unos pasar unos días , mes o todo el verano en su
segunda residencia, pueblo natal o simplemente estar en su casa, y otros los
más afortunado planear un viaje donde desconectar de la rutina diaria.
Yo
soy de los segundos, para mi las vacaciones son viajar, si bien no lo suelo
hacer en temporada estival, debido a las grandes aglomeraciones, precios altos
y problemas de overbooking para cualquier tipo de actividad.
En
la elección de un destino , siempre surge una idea feliz , una recomendación de
alguno amigo o conocido , o simplemente un
programa televisivo de cualquier índole que a modo de documental te
enseñe el contenido de una ciudad y simplemente te atraiga simplemente o te
enamores , sin poder evitar la necesidad de conocerla.
Sin
embargo y desde el romanticismo de Italo Calviño en su libro “las ciudades
invisibles”, llegas a la conclusión de que todas las ciudades hermosas deberían tener una
ruta ideal para llegar a ellas. Una puerta de entrada que dirigiera al viajero
hacia el lugar donde posar sus ojos por primera vez. A partir de ahí, el
extranjero podría ser libre y sumergirse en las calles, en las atmósferas, en
las sombras y en los recovecos encontrados por azar.
De
esa forma nuestro viaje podría ser fundado en un recuerdo: el del asombro de
aquella primera vez, de esos rincones , de esas sensaciones personales que
evocan el sentimiento de la sorpresa o
simplemente la emoción del agrado que te produce lo que estas viendo en
bvivo y en directo. Muchas veces como es el caso de la bella Venecia, las
ciudades modernas se atomizan y ya no queda una única ruta, ni una única
puerta, ni un guardián a la entrada que nos guíe.
Todo
se reduce a una masificación de gente que no te deja ver , sentir, y disfrutar
la lo que te ha llevado a verlas, tan solo quedan estaciones, aeropuertos,
carreteras... todas iguales en cualquier parte del mundo. En definitiva y si lo
piensas fríamente son rutas que nos llevan directamente hasta el hotel donde
hemos hecho la reserva y no al corazón de la ciudad.
En
cualquier caso y de modo voluntario a la par que conformista podemos seguir
siendo libres para soñar, para arrojar nuestras maletas encima de la cama y
lanzarnos a la calle, a encontrar ese lugar que la leyenda dice que nos está
esperando, pues al fin y al cabo el mundo dinámico es el que nos impide
quedarnos en casa estáticos ante el paso
del tiempo.
Destinos
hay muchos y de muchos tipos, unos históricos, desde lo medieval a lo contemporáneo,
desde las efiges egipcias a las ruinas de Pompeya por decir un algo , sin
embargo casi todas las ciudades han cambiado siendo reconstruidas en los últimos treinta años,
llenas de una vitalidad y una fuerza que impresiona, sin embargo más allá de
los indiscutibles símbolos de unas urbes moderna y cosmopolitas se esconden
otras capas que son las que imprimen un carácter especial y único, mezcla de lo
moderno y tradicional, los que les animo a descubrir en esa entrada a una ruta ideal para llegar a ellas.
Ferran Aparicio
25 de Julio de 2019
fantastico articulo
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