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sábado, 30 de agosto de 2025

INVISIBLE

En la amplia gama de experiencias humanas, hay quienes parecen transitar la vida de forma apenas perceptible, invisibles para el mundo que les rodea.

Estas personas, cuyo paso por la vida se siente como un susurro que desaparece sin ser notado, viven en lo que podríamos llamar el límite de la nada. Su existencia pasa desapercibida y su ausencia no genera eco alguno.

En este sentido, los seres humanos somos «seres lingüísticos», y a través de nuestras conversaciones, generamos realidades y aquellos que viven en el límite de la nada, a menudo, están atrapados en una narrativa que restringe su sentido de pertenencia y contribución en el mundo.

La invisibilidad no solo es social, sino que también puede ser autoimpuesta a través de los discursos internos que definen su identidad y sus posibilidades de acción.

Cada persona es un observador único del mundo y este observador se define por cómo interpreta la realidad a través de sus emociones, creencias y lenguaje. Las personas que se sienten al margen de la vida suelen estar atrapadas en interpretaciones limitantes sobre sí mismas y el entorno. Como observadores de su propio mundo, sus juicios y emociones los han llevado a construir una realidad en la que sienten que no tienen impacto.

El vivir en el límite de la nada puede estar sustentado por ciertos actos de lenguaje que limitan las posibilidades de acción. En particular, las personas que se sienten invisibles pueden estar atrapadas en discursos internos de resignación o desvalorización, donde se imponen juicios como «No importo» o «Nada de lo que hago tiene valor». Estos juicios impactan su manera de relacionarse con el mundo, llevando a una desconexión emocional y social.

Cada persona es un observador único del mundo y, por lo tanto, tiene derecho a habitar su vida de la manera que elija y  no hay una vida mejor o peor, solo vidas diferentes, y la misión  no es imponer un ideal de lo que debería ser una vida plena o exitosa, sino acompañar a la persona en la exploración de sus propios deseos y significados.

Si alguien elige vivir de manera tranquila, apartada, o en lo que otros podrían considerar una “invisibilidad”, eso no necesariamente implica que está viviendo mal, pues lo importante es discernir si esa elección proviene de una libertad genuina o si es una consecuencia de juicios o emociones que están limitando sus posibilidades.

 Vivimos en una sociedad que muchas veces impone normas sobre lo que significa tener una buena vida , éxito, visibilidad, logros materiales y relaciones sociales son algunos de los valores que, de forma más o menos explícita, se presentan como ideales a alcanzar.

Sin embargo, estas normas no necesariamente son universales ni aplicables a todas las personas y algunas encuentran significado en formas de vida diferentes, más tranquilas, apartadas o incluso solitarias.

 

                                                            Ferrán Aparicio

                                                      30 de Agosto de 2025

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