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jueves, 5 de junio de 2025

ALEXITIMIA

La alexitimia es un rasgo de personalidad que se caracteriza por la dificultad de conectar, ser consciente e identificar emociones experimentadas tanto por uno mismo, como por los demás. Sus causas no son conocidas, si bien se cree que podrían ser genéticas.

Pero  en realidad, la alexitimia simplemente es  la capacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o los sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos. Pobreza en la expresión verbal, mímica o gestual de las emociones o los sentimientos.

La evidencia neurocientífica relaciona la alexitimia con un procesamiento emocional defectuoso.

Y es que varios estudios muestran que personas altamente alexitímicas activan conmenor intensidad zonas cerebrales límbicas en respuesta a estímulos negativos

El núcleo semiológico del perfil de la personalidad alexitímica reside en la afectividad, en forma de una incapacidad para identificar, reconocer, describir o nombrar los sentimientos o las emociones propias y de una dificultad para captar los estados emocionales ajenos, o sea, en conjunto una conciencia emocional precaria.

 Por ello, los alexitímicos han sido también denominados ”afásicos de sentimiento”, “afásicos afectivos” o “analfabetos emocionales”.

Al tiempo, tienen un pensamiento concreto, detallista, apegado a lo inmediato, desprovisto de fantasías, de abstracciones y de dudas, y conducente con rapidez a la acción, por lo que se le define como un pensamiento operativo o instrumental, enmarcado en un estilo cognitivo pragmático y directo. 

En su expresividad sobresale la penuria en la mímica, la gesticulación y la palabra, y la utilización de un lenguaje lento, aprosódico, detallista y reiterativo, todo lo cual se traduce en una pobreza comunicacional. 

Su corporalidad es el escenario que acoge una amplia repercusión de las emociones en forma de somatizaciones, de suerte que el lenguaje vegetativo sustituye al lenguaje verbal y amenaza a los órganos más vulnerables con la producción de una disfunción o una lesión, como consecuencia de una corporalidad somatizada.

Esta dificultad para conectar con aquellas emociones que sentimos puede ocasionarnos varios problemas, como mostrar una falta de empatía hacia los demás y por ello al no saber interpretar qué sienten los de nuestro alrededor se hace complicado empatizar con esas personas.

Aunque la alexitimia es un constructo poco conocido fuera de la comunidad psicológica, resulta crucial tenerlo en cuenta para evaluar nuestro desempeño emocional a lo largo de la vida pues poder gestionar nuestras emociones, es, sin duda, ser conscientes que sentimos esa emoción.

                                                            Ferrán Aparicio

                                                           5 de Junio de 2025

 

 


domingo, 30 de agosto de 2020

PERDER, TAMBIÉN ES VIVIR


Hace tiempo leí un artículo que hablaba de este tema, en el que se expresaba la idea de que perdiendo también se vivía y en definitiva hablaba que la  experiencia nos aporta en la pérdida una gran sabiduría, como para generar un crecimiento mayor que  simplemente ganando.

A todos los humanos, como humanos que somos que no divinos, nos gusta ganar,  unos lo centran normalmente en el dinero, pero sin embargo, si bien es cierto que hay una frase genérica que dice que el dinero no da la felicidad, si da la seguridad, independientemente que no cura los males crónicos de una enfermedad.

Pero hiendo  un poquito  más allá el bloqueo mental  que nos producen determinados miedos, nos impiden visualizar aquello que realmente nos gustaría hacer y que está vetado por el hecho de vivir de una determinada forma: cantar, bailar, pintar y tantos y tantos verbos que denotan acción están abiertos a poder materializarlos aunque nos equivoquemos en el planteamiento, pues haciéndolo habremos superado la barrera inactiva de   los miedos.

Es claro que escribir o al menos a mí me lo parece ayude a sacar desde nuestro interior esas proyecciones imaginarias que vemos como figuras o conceptos imposibles, cuando en realidad no lo son. Pero no hay que centrarse en el plano material de la cosas, los coches, los pisos o las camas, como aquel que dice, sino a otros factores, como comunicación, amistad, autoestima, alexitimia y tantos conceptos variopintos y realidades espirituales que se hayan bloqueadas hasta el punto que nos frena un estado depresivo de insatisfacción e incluso de tendencias y sentimientos depresivos.

Lo pasado, pasado está, desde el punto de vista positivo podemos valorar aquellos recuerdos de lo que nos han hecho felices, bien por ser logros adquiridos así como situaciones vividas.

Pero la cuestión es cómo enfrentarse al presente sino somos capaces de perdonar, aceptar, y asimilar aquello que llevamos dentro y no podemos olvidad. Quizás y sólo quizás aquí esté la clave, en centrarnos en éste momento, empezar a meditar de no como hubiese podido ser , sino el cómo puede ser o como podré llegar a ser, estar o vivir.

La verbalización se la lleva el viento, pero  lo que queda por escrito tienen una relación mayor con el alma, en cuanto que nos permite aflorar, un número mayor de campos y conceptos, arrinconados por miedos y angustias.

El plantearnos como nos gustaría vivir en un año, a que nos gustará dedicarnos, cuál sería el prototipo de pareja o en el caso de que la tengamos, como podría cambiar determinados aspectos de nuestra relación personal, creo que es una de las terapias  de antibloqueo más efectiva y productiva.

El problema surge muchas veces, cuando nos preguntamos, preguntas tan básicas y también tan radicales a las que en un momento de contestación rápida no `podemos contestar, como es el caso; de donde nos gustaría vivir, en que nos gustaría trabajar. a que dedicaríamos nuestro tiempo libre o cual sería nuestra manada perfecta y tantos y tantos aspectos, que creo fundamental plantearse en el sentido de que si perder también es vivir ,.., meditar, parar y reflexionar es el secreto para vivir de una forma mucho más satisfactoria y enriquecedora.

                                                         Ferrán Aparicio
                                                   30 de Agosto  de 2020