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viernes, 5 de octubre de 2018

PERDER TAMBIEN ES VIVIR

Hace años leí un artículo de F. Sabater que se titulaba Perder. Si bien la memoria es caprichosa, el autor hablaba d como con el paso del tiempo todos vamos perdiendo. Perder es parte de la vida como ser y estar, pensar y sentir o simplemente comer o beber.

Perdidas muertes o distancias en el tiempo de amigos, amores y seres queridos. Vuelos muy queridos y también desconocidos. Proyectos y realidades que se esfumaron dejándonos dentro un paso que tuvimos que  entender con el paso de los años.

Todas las perdidas traen cierto dolor, vacios, miedos y sufrimentos,…, porque solo se siente así cuando lo perdido es algo o alquien profundamente valioso para cada uno de nosotros.

Cabría ahora aquí unos cuantos sinónimos de perder: dejar, descuidar, desperdiciar, extraviar, malgastar, olvidar… Resultan obvias connotaciones negativas de toda la lista. Se entendería que uno ha tenido que ver con esa pérdida, de la que debería hacerse responsable y más en el sentido judeocristiano de la culpabilidad. A mi modesto entender esta es la causa más probable del sufrimiento y quizás del enganche más insano al drama y a la negatividad. Es uno de nuestros mayores engaños: hacemos responsables de asuntos que más tienen que ver con las circunstancias , que son cambiantes, las fronteras y los limites ,.., que con nuestras acciones  y responsabilidades , que en definitiva son circunstancias , hechos y razones que no dependen siempre de nosotros mismos.

Todos y digo todos,  a lo largo de nuestras vidas perdemos. Hay que decirlo así y aceptarlo como siempre sin más. Forma parte de la vida  humana. También el dolor, el vacio, el miedo y el proceso hasta asimilarlo. Es así de sencillo.

Como pragmático de la vida que me considero, se aprehende más del éxito que del fracaso, porque este te dice una forma correcta de cómo llegar a donde quieres ir , cuando sabes realmente que es lo que quieres y donde te diriges. El fracaso por otro lado sólo te dice una forma de no llegar y cuando hay varias acciones y opciones, no se sabe cuál es la correcta.

Hemos visto y vivido el éxito y como nos emborrachaba hasta vivir en una nube todo el tiempo. También hemos visto y conocido el fracaso de cerca y como éste nos arrastraba por el fango hasta despellejar lo vivo.

Quizás  y solo quizás, la receta radique en la experiencia y en la acción, dentro de un protagonismo ineludible, siendo conscientes que la dificultad radica en el riesgo que entraña estar en crecimiento evolutivo y en movimiento constante. 

No es lo mismo aprender a través de treinta años de experiencia que de un año repetido treinta veces, que decía un proverbio chino, pues las metas y los riesgos son la sal de la vida y solo son evitables desde la apatía existencial. Al final como decía el poeta…” sufrir también es vivir. Perder y sufrir también es vivir, pues como el equilibrio estable es tan desproporcionado como el equilibrio inestable, pues  en el fondo todos vivimos sabiendo que perder también es vivir.     

Ferrán Aparicio
5 de Octubre de 2018

miércoles, 15 de febrero de 2017

ACTOS CONSCIENTES

Llevamos unas semanas derivando en el mar de los propósitos, tras la entrada en un año nuevo lleno de buenas intenciones. Es un acontecimiento que sucede año tras año y este año, y este año he decidido coger el toro por los cuernos y que no se me escape una año más, antes de la cuenta atrás, pues el tiempo no vuela, galopa especialmente cuando  pasas el hemisferio de los cincuenta.

Cada día tengo más claro y en ese sentido estoy y sigo escribiendo, que para llegar a un estado de plenitud continuo, solo se trata de simplificar cualquier procedimiento o situación  y poner consciencia a lo que estamos haciendo.

Solo se trata de visualizar y fijar unas metas y objetivos diarios, que junto a los  hábitos que vamos fijando, mecanizan el procedimiento de una forma natural, desarrollando esa parte de nosotros mismos, es decir la conciencia, que es observadora de nuestra propia experiencia.

Siempre y cada día más, he creído y atendido a la sincronicidad de las cosas y situaciones como una esencia fundamental y espíritu de vida, pero lo que es bien cierto o al menos a mí me lo parece es que la visualización de lo que queremos,  es una capacidad para focalizarse en la experiencia pero sin perder la conciencia de que estamos en esa experiencia, desde el yo observador.

Lo bueno de observar desde la observancia, de ser espectador  de nosotros mismos, es que las situaciones no nos arrastran  sino que podemos decidir cuándo nos entregamos a ella  y cuando mantenemos una distancia prudencial. Al final solo   se trata de un acto consciente  selectivo  en el que materializamos una manera de ver el mundo y relacionarnos con él, sabiendo que es algo nuestro, propio e interno y que no depende de nada exterior.

El observar desde la observancia, es simplemente ejercer lo que muchos gurús tildan de meditación y simplemente desde el espacio neutro de una mente en blanco, enfocar para aprehender a observar nuestro ego o dicho de otra forma captar lo que nuestra mente está intentado transmitir desde su interior, para trasladarla al aquí y el ahora o simplemente para visualizar de una forma la esencia de algo que tenemos pendiente o simplemente nos preocupa. Lo que está claro y el tiempo y tu corazón a través  de tu tensión arterial te va a demostrar, es que también se trata de ir bajando el ritmo, no podemos seguir en un estado de stress continuo corriendo de un lado para el otro.

Cuando tenemos una decepción, un duelo o dolo o simplemente perdemos a alguien cercano, nos viene a la cabeza siempre y comúnmente a los humanos el hecho de que esta vida es un pasar , y que sólo se trataría como actos conscientes que son el disfrutar de las pequeñas cosas y a veces no tan pequeñas que la vida nos da cada día, agradeciendo estar vivos y  con la posibilidad de disfrutar de todo y cada uno de lo que las vida nos aporta, pues es una forma  de actuar que nos lleva de vuelta al presente, a lo que hay aquí y ahora. De la misma forma aceptar que la vida no es perfecta y aceptar que cada día la vida nos va a traer pequeñas contrariedades sin importancia o con ella pero que al fin y al cabo sin tiene solución serán subsanables y si no la tienen  simplemente habrá que aceptarlas como lo que son contrariedades.

Estas actitudes son la base desde la que luego podrás construir aquello que desees, porque lo esencial es sentirse bien en el interior y con uno mismo, cada día como un acto consciente,  y a partir de ahí se pueden todo lo que te propongas.

                 Ferrán Aparicio
15 de Febrero de 2016