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miércoles, 5 de septiembre de 2018

VERSUS


Me viene a la cabeza  la palabra  “versus” como  cualquier idea espontánea o soniquete, que de una manera inconsciente aparece de forma aislada y no me la puedo llevar durante una largo tiempo, el caso es que ni la he oído últimamente, ni he leído nada acerca de ella.

Por aquello de que todo llega en su justo momento, empiezo la investigación, aunque intuitivamente ya sabía lo que ratifique buscando en el diccionario de la RAE.

La palabra “versus” es un participio latino que significa “orientado hacia”, “frente a” o “en “dirección a” y que ha entrado en el español a través del inglés con el uso que se le da en ese idioma desde el siglo XV: mostrar contraste o enfrentamiento entre dos personas, entidades, conceptos o cosas.

Sin embargo y dentro de lo escueto que caracteriza  a las definiciones del diccionario de la Real Academia Española, simplemente lo reduce a: “frente a” o “contra”.

La palabra versus al ser pronunciada adquiere como toda palabra sonora una innegable existencia, lo cual no implica la coexistencia física o etérea de su significado.

Las circunstancias que acompañan también acaban dotando de un significado más amplio a este tipo de palabras, incluso en algunos casos con  mayor o menor fuerza, pues no siendo  una palabra muy usada  en el lenguaje coloquial, inspira algo de desconfianza, tanto al leerla como al oírla.

Pero yendo un poco mas allá, cuando aparece en forma abreviada como “vs”, especialmente en el lenguaje jurídico donde se acostumbra a traducir versus por el contrario, es realmente reconocible por todo el mundo que tienen contacto con este mundo académico, pero me planteo, por que fuera de este contexto es preferible recurrir a los otros giros, ya que "contra" o “frente a” no  siempre refleja con exactitud el significado de "versus".

Palabras como “versus”, nos evidencian  que siendo personas  racionales estamos llenos de errores de percepción, de interpretación, incluso de análisis. Me encantan las palabras donde se señalan las limitaciones de nuestro cerebro y los múltiples sesgos que tenemos a la hora de interpretar la realidad. Casi todos comparten la idea de que la consciencia de nuestras limitaciones nos permitirá reducirlas. Pero en ese punto los autores se diversifican en dos grandes grupos; unos piensan que la reducción de los sesgos nos llevará a un mayor bienestar porque la racionalidad es un valor en si mismo y otros sin embargo, consideran que la consciencia de los sesgos es muy útil pero no llegan a propugnar su eliminación total como camino hacia la felicidad, la plenitud o el bienestar.

Lo que esta claro es que el bienestar puede pasar en ocasiones por el autoengaño y el sentido común es siempre la mejor brújula para el bienestar y por tanto nuestra libertad de decisión estará condicionada, en expresarnos de la forma  que consideremos más cómoda.

                                                          Ferran Aparicio
                                                      5 de Septiembre de 2018


miércoles, 25 de abril de 2018

PROBLEMA


Dice la Wikipedia y  además coincide con cualquier diccionario desde el de la Real Academia al famoso diccionario “María Molina”, que utilizaba yo   y mucha gente de mi generación, en mis primeros años de estudio, que define  el problema, como una cuestión o punto discutible que se intenta resolver.

En general representa una  situación de difícil solución, sin llegar a renunciar a su resolución, pues  el problema representa un conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin, pero en ningún caso impiden su resolución, pues entonces ya no constituía un problema sino una anécdota circunstancial en nuestra vida a asimilar, como siempre sin más.

Cuando el  problema  se asocia a la  investigación, supone el  combustible que impulsa el proceso científico y constituye la base de cualquier método de investigación y diseño experimental, desde un experimento verdadero hasta un estudio de caso.

Cuando te planteas el estudio de un problema que te  afecta, no siempre existe una vía de resolución  sino que puede tener varias reacciones  hasta llegar a la propuesta de una hipótesis viable., siempre amparada en el riesgo y ventura que diferencia el resultado entre el éxito y el fracaso.

También el definir claramente el problema en su conjunto es crucial para definir la calidad de las respuestas, incluso de los métodos o fórmulas mágicas para su resolución.

Una actitud positiva ante un problema es lo que siempre hemos oído , si es problema y no tiene solución , ya no es un problema y habrá que aceptar la  realidad  , por aquello 1ue siempre uno piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente, o todo lo contrario.

Los problemas en general  nos crean  ansiedad al igual que cualquier cosa por pequeña que sea los sume en un estado de preocupación increíble, también les afectan detalles aparentemente insignificantes, desvirtuando la apreciación de la realidad del problema que nos preocupa.

 También es cierto que los problemas crean cierta situación de miedo, situación de incertidumbre a algo que nos aturde o nos asusta o simplemente nos negamos a aceptar  que los miedos son los que las controlan provocándoles esta sensación de preocupación constante que tanto temor nos da.

 Al final todo se concentra es  controlar la actitud positiva de tu mente,  pues somos conocedores  que somos  víctima de nuestra  propia mente , por lo que te animo a que nunca escapes a enfrentarte a un problema aunque sea desde  la perspectiva  y no escapes de aquello que te la provoca y sólo así podrás empezar a solucionar y a enfrentar tus miedos.

                                                           Ferrán Aparicio
                                                           25 de Abril de 2018