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martes, 1 de diciembre de 2015

PROBLEMAS COMPLICADOS ,..., SOLUCIONES SENCILLAS


Me viene a la mente esa reacción natural que tenemos las personas cuando se nos presenta un problema, cuestión que no es baladí ni agradable, pero lo es también nuestra reacción a cómo enfrentarnos en el momento.

Todos perseguimos nuestros sueños, y en ellos no entran los problemas por definición , pero sin embargo en el camino aparecen, como siempre sin más. Sin embargo cuando tenemos la sensación de vivir y estar plenamente vivos, no hay sensación  que resulte más satisfactoria cuando aparecen los problemas  por muy complicados que sean de posicionarnos ante ellos de una manera sencilla.

Hay personas que centran su vida en la estrategia y esto los convierte en grandes estrategas, y no hay sensación humana y más comprensible que ser uno mismo, sin embargo a la vuelta de la vida, uno  se convence que ante problemas complicados sólo caben soluciones sencillas o en su caso descartar el problema ante la falta de una solución evidente.

Lo que nos diferencia a los grupos de caracteres humanos, es nuestra reacción ante los problemas, que tenemos todos  y el primero que no los tenga que tire la primera piedra, como decía  mi abuela.

Los estrategas muchas veces  actúan carentes de elegancia, buscan soluciones agresivas y complicadas que  por lo contario, la gente sencilla se encierran en sí mismos  y no son capaces de visualizar soluciones.

Las estrategias son buenas pero muy al margen de los  problemas que plantean la vida cotidiana sino como un rumbo en el camino, es por ello que las personas que no diferencia entre rumbo y estrategia se caracterizan por la complejidad de resolución ante los problemas cotidianos.

Como espectadores de lo que acontece en nuestra vida muchas veces concluimos que  la razón  y el sentido común  triunfan  ante la complejidad de  la sencillez de lo evidente.

Al final no podemos resolver aquello de lo que no conocemos, simplemente podemos  analizarlo, estudiarlo y trabajar en ese mundo de lo desconocido, pero el final siempre es lo mismo, hacemos bien aquello que conocemos y nos fortalece.

Al final solo se trata de resolver problemas  en aquellos temas que constituyen nuestro mundo, pues entrar en otros temas, sería como perder el tiempo  y la sencillez que nos conlleva aquello que sabemos, el hacer de una forma sencilla perdiendo la excelencia.

En cualquier caso la  complejidad de la solución debe estar a la altura de la complejidad del problema, pero no hay que olvidar  que las grandes respuestas a los problemas complejos vienen de de la sencillez de las respuestas.

Ferrán Aparicio
1 de diciembre de 2015