El
punto y aparte marca el final de un párrafo dentro de un texto. Solo podemos
hablar de punto y aparte cuando después de ese párrafo viene otro.
Si es el
último, lo que tenemos es el denominado punto final. Los puntos que cierran
este párrafo y los dos párrafos siguientes son ejemplos claros de punto y
aparte.
En este sentido y como en la vida misma, el punto y aparte, separan dos
etapas o momentos de una vida, que desarrollan contenidos distintos o
simplemente diferentes, dentro de una misma línea de razonamiento, que nos
refleja a nosotros mismos o en su caso, a nosotros en relación a los demás.
También es cierto y
reconocido que tras un punto y aparte, se debe de cambiar de línea y comenzar a escribir después de dejar un
margen o sangrado a la izquierda, mayor que el resto de las líneas que componen
el párrafo, pero como todo en la vida depende de tu propio estilo,..., las reglas pueden
ser objetivas o sujetivas, como regla general todos cambiamos de línea cuando ponemos
punto y aparte, pero en cuanto a la sangría muchas cada uno y su conciencia
decide si seguir en la misma sangría de parramos por la que su vida ha sido coherente o desplazarse a
la derecha por decir un algo y que no le estorbe de alguna forma ninguna letra,
frase o concepto en el nuevo párrafo o etapa a empezar o desarrollar.
Hay que tener presente,
igualmente, que la elección entre el punto seguido y el punto y aparte es
también subjetiva cuando se trata de distintos aspectos de un mismo asunto o idea,
lo cual como siempre no es cuestión baladí.
De alguna forma paralelamente
me resuena aquello de: historia acabada e historia terminada o sus múltiples combinaciones,
historia terminada pero no acabada o en su caso historias acabadas pero no
terminadas; lo que demuestra que cada uno escribe el fin de una historia o párrafo
como considera oportuno, voluntaria y
coherentemente, si es que el resto de la gente o la vida misma le deja hacerlo.
En cualquier caso lo que
tenemos todos claro, son los paralelismos ortográficos y gramaticales y la vida
misma, como esencia de convivencia y del propio respeto a nosotros mismos.
Las
etapas tienen un principio y final, como concepto de evolución como lo tiene el
punto final en cuanto que cierra un escrito, o una parte de un escrito, muy
diferente al punto y aparte donde siempre viene otro párrafo, es por ello que paralelamente
y como irónica semejanza y sin hacer suposiciones, en esta vida sólo se trata
de saber dónde estamos y que es lo queremos, si acabar una etapa, sabiendo que después
del punto final ya no hay más párrafos o mantener una continuidad con un punto y seguido.
Ferrán Aparicio
20 de noviembre de 2016