No sé
si por efecto de la primavera o simplemente porque he dejado de fumar, a pesar
de lo mucho que me gustaba, llevo una temporada escéptico y en el que me lo
replanteo todo.
En general y sin llegar a
particularizar en un tema concreto he llegado a la conclusión de que en muchos
casos los esfuerzos que hacemos para conseguir que se cumplan los hábitos que
no funcionan, es un éxito tardío, aunque ni siquiera nos damos cuenta que nos
estamos matando y reaccionamos mal y tarde pero reaccionamos.
En general y con la que sigue
cayendo en este país, todos estamos algo nerviosos, pues nuestros valores
centrados en el trabajo siempre está en un vilo de ser eliminados, lo cual nos
genera un estrés que repercute en el resto de nuestra vida en cuanto que
acumulamos tareas, en vez de ir resolviendo de una en una y no acumulando
pequeñeces.
Si por una parte estoy cada
día más convencido que lo que es para uno, nunca pasará de largo y que todo, y
cuando digo todo, es todo, llega en su justo momento, también he llegado a la
conclusión que las situaciones de estrés podrían evitarse con sólo tomar una
pausa de cuatro segundos para en cada momento de duda reenfocar la solución de
nuestro problema y retomar el mejor camino.
En este sentido y al margen de
que cada uno tiene su carácter, no sé si por las pastilla antitabaco que estoy
tomando o porque me he relajado con este nuevo estilo de vida, si
traspolamos la teoría de los cuatro
segundos a la comunicación interactiva, tendríamos que optar por escuchar y
entender mejor a nuestros interlocutores y tomarnos de vez en cuando cuatro
segundos para contestar algo, que una vez dicho está y no tiene solución, independientemente
que sea lo que realmente pensamos, pero no es políticamente correcto.
Es cierto que con nuestros
impulsos es difícil de controlar los pensamientos que no vienen a cuento y que
nuestro cerebro revela sin más y que en más
de una ocasión nos ha hecho salirnos del tiesto por un simple problema de espontaneidad
o inconsciencia, pero también es cierto que ser conscientes y tomar cuatro segundos es tener la capacidad para
encontrar el orden y evitar situaciones totalmente innecesarias e irreparables.
Estoy convencido que como
dicen muchos especialistas, el secreto para tomar buenas decisiones que
simplifiquen tu vida, es respirar profundamente cuatro segundos , tanto por el
grado de consciencia que obtenemos como en la calidad repuesta que adquirimos.
Cuatro segundos es el tiempo
suficiente para darnos cuenta de si continuar adelante con algo que se va a
traducir en un problema o si queremos o no hacerlo, pues no hay nada tan
sencillo como respirar profundamente y a tiempo, eso sí, como decía Celia Cruz, relajándose que la vida es corta.
Ferrán Aparicio
20 de Mayo de 2015