No sé si a ustedes les pasa , pero a mi hay veces que
cosas y sucesos me sorprenden a mí mismo y me alucinan , como es el caso de que
me vienen expresiones de repente a la
cabeza que nada tienen que ver con la realidad que estoy viviendo en ese
momento. Hablan los científicos del fenómeno de la sincronicidad como causa
justificante de este fenómeno natural, y quizás y sólo quizás, en este caso les
pueda dar la razón.
Hoy me levanté con la
expresión resonante “como chocolate al loro”, la pura verdad es que intuitivamente la reconocía, pero
tras repetirse en varias ocasiones, me
he puesto a investigar. Como el chocolate del loro, se usa para designar aquella situación en la
que se trata de equilibrar la economía
doméstica prescindiendo únicamente de pequeños gastos, sin entrar en los
grandes.
Extendiendo este
significado, tenemos que la expresión viene a decir que para arreglar un gran
problema, a menudo económico, se atacan los aspectos nimios, con poca
relevancia, y se dejan los importantes.
Esta expresión se utiliza
cuando nos encontramos en una época en la que debemos ahorrar y ser más
cuidadosos con los gastos por cualquier motivo; haciendo referencia al recorte
en desembolsos nimios, que de ningún modo van a solucionar nuestra maltrecha
situación económica.
Si lo analizamos fríamente,
y quizás por eso me vino a la cabeza, evidentemente este “recorte” no va a
suponer un cambio importante, pero también es cierto que gastamos de una manera
mecánica en cosas superfluas que realmente no nos aportan nada, bien por rutina,
bien por costumbre.
La tradición asocia el
chocolate como un artículo de lujo, desde que llegó del continente americano y
como símbolo y en la economía de medios a realizar, en el que el ahorro se
concentraba en quitarle el chocolate al loro como medio de minorar el gasto de inmediato, en vez de sacar punta al estilo de
vida propio que se estaba llevando.
La expresión en realidad
tiene varias versiones o formas de decirla, pudiéndonos encontrar con ‘Ahorrar
en el chocolate del loro’ o ‘Suprimir el chocolate del loro’, entre otras
variantes siendo el mensaje el mismo en
cualquier caso.
Al final la moraleja se
centra en revisar cada uno si el estilo de vida que llevamos es el que nos
corresponde en relación a nuestra economía momentánea, pues el ahorro que se hace en esas cosas de
mínima importancia, en realidad no sanearan en absoluto las maltrechas cuentas.
Lo que no queda tan claro es a quién se le atribuye el protagonismo de la
historia que origina tal expresión, ya que según van pasando los años vamos
encontrándonos que se le van dando diferentes protagonistas.
En cualquier caso la conclusión
es clara y hace referencia al ahorro insignificante que obtiene quien pretende
cortar gastos ridículos sin suprimir los gastos importantes, por lo que animo a
quienes luchan por salir adelante.
Ferrán
Aparicio
10 de Mayo de 2018
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