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sábado, 5 de mayo de 2018

LOS TRES MONOS


Todos hemos visto en alguna ocasión la imagen o escultura de los tres monos. Aparentemente siempre nos vuelve a llamar la atención y nos recuerda la virtud del saber ser y saber estar y por supuesto saber esperar, estando callados, no oyendo y no viendo situaciones que personalmente no son de nuestra incumbencia.

En occidente estamos familiarizados con la figura de los Tres Monos Sabios, uno que no ve, uno que no oye y el otro que no habla, independientemente que cada cultura los haya situado en un orden según sus principios, religiones y valores idiosincráticos  en éste orden. Lo que sí es curioso es trío lo asociamos a la idea de que en ocasiones es mejor no ver, no escuchar o no hablar para evitar meternos en problemas.

La leyenda de los Tres Monos Sabios es de origen chino, aunque se hicieron más populares a partir del siglo VIII en la mitología japonesa, donde se les ha consagrado un templo, el Templo de Toshogu, en la ciudad de Nikko.

Lo curioso y como suelen hacer los dioses en su incomprensible comportamiento, los dotaron de una curiosa condición: cada uno de ellos tendría un defecto y dos virtudes, del mismo modo que  cada uno debería tener su función a la hora de cumplir su tarea.

En el caso de Kikazaru, el mono que no oye, su misión era la de usar la vista para observar las malas acciones de los hombres, y se las transmitía mediante la voz a Mizaru. Mizaru, el mono que no ve, no necesitaba de la vista porque su tarea era la de transmitir los mensajes entre Kikazaru e Iwazaru. Iwazaru, el mono que no habla, era el que escuchaba el mensaje de sus compañeros y decidía el castigo que los dioses usarían con los malvados.

Colocados los tres monos jerárquicamente en función de sus habilidades y de sus discapacidades, obtenemos un mono que ve, escucha y habla. Los monos juntos y bien organizados pueden alcanzar metas que, sin duda alguna, no lograrían por separado; un claro ejemplo de cooperación sinérgica exitosa.

Hemos visto o si las buscamos muchas  posibilidades de colocar jerárquicamente a los tres monos; pero todas ellas, excepto una,  son situaciones de comunicación fallida, de asistencia colaborativa imposible.

Aunque hay quien plantea que su significado puede ser que, para permanecer limpios de espíritu es necesario que nos neguemos a escuchar las maldades, que no queramos ver las malas acciones y que tampoco digamos cosas malas de nadie.

En tiempos difíciles y complejos, lo razonable parece ser reorganizar la escala de valores y, como cuando se complica la salud, aprender a apreciar lo que en la vida resulta más determinante. Incluso hace falta que el comportamiento, las maneras y el estilo se depuren hacia un modo de ser menos engolado y pomposo, que parte de este principio de los tres monos sabios , la cooperación sinérgica exitosa, siendo prudente con los que vemos ,oímos y hablamos.
                                                            Ferrán Aparicio
                                                           5 de mayo de 2018

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