Es
bien cierto que vivimos momentos difíciles y el momento lo podemos definir en
su escala como grave , a la vista está lo que significa cerrar un país, en toda
la extensión de su palabra y con las consecuencias inmediatas y a largo plazo que suponen.
El
mundo afronta la crisis sanitaria más dura de éste siglo y ningún país o
ciudad está lejos de escapar entre la
posibilidad y de una forma geométrica acelerada de ser infectada por este virus
, al cual ya no quiero ni identificar por su nombre , pues de sobra es de todos
conocido.
Este
virus además de su agresividad y sin ánimo de acritud ha puesto a prueba no sólo
nuestro sistema nacional sanitario sino el sistema mundial , dando a ver que
una pandemia son palabras mayores que no puede rebatir infaliblemente cualquier
sistema independientemente de su nivel económico y de desarrollo que tenga , lo
cual afronta una ardua prueba de
resistencia .
Nuestro
día a día ha cambiado y la crisis económica puede ser muy lesiva , sin embargo
como la resiliencia debe hacernos más fuertes en el sentido de volver a empezar
siendo más fuertes y detectando problemas de dependencia internacional , que
deben centrarse en políticas de fomento de auto abastecimiento mayoritariamente
nacional para no crear problemas de dependencia como está pasando, pero en cual
caso lo que viene no va a ser nada fácil de remontar.
Como
en situaciones catastróficas de la naturaleza, bien sea un tsunami, terremoto ,
incendio o cualquier incidencia de carácter físico, la actuación de la
sociedad general , el pueblo que es el
quien tiene realmente el poder y como último en mi escala de valores los
políticos que nos ocultan siempre la verdad en función unas veces de intereses
económicos y otras por no causar una revuelta social, hacemos lo que haga faltav , cuando haga
falta y donde haga falta , bien por nuestros propios medios bien con ayudas
estatales que al fin y al cabo salen de los bolsillos de la sociedad, es decir
no nos regalan nada es algo que supone nuestros propios recursos que hemos
adelantado sin rechistar , como siempre a través de nuestros impuestos directos e indirectos.
No
queda más remedio que aunar fuerzas en
el punto en el que hemos llegado, pues queda claro que el problema es de la
sociedad y cualquiera somos vulnerables ante esta situación de acabar en la UCI,
si es que no acabamos criando malvas,
por una mala pasada de la vida de haber estado en el sitio inoportuno y en el
momento menos inoportuno.
Sólo
se de trabajar por conseguirlo y que las
fuertes medidas de control y aislamiento den sus frutos y que el número de casos diagnosticados igual que
han ido creciendo de una forma geométrica, vayan descendiendo en su misma
proporción y de la misma forma.
El
mundo nos ha dado la ocasión de demostrar que si bien hemos avanzado en la
comunicación mundial también es capaz de transmitir una pandemia a una
velocidad impresionante, pero lo que hay que tener claro es que lo que nos
aturde también nos hace más fuertes y no sólo se trata de hablar del número de
gente que ha muerto sino de tener la actitud positiva de reconocer que mucha
gente se cura.
Ferrán Aparicio
15 de marzo de 2020
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