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martes, 15 de mayo de 2018

CICATRICES


Una cicatriz es una alteración permanente de la apariencia dérmica consecutiva al daño y reparación colagenosa de ésta, según lo define la Wikipedia, pero pensándolo fríamente todos estamos llenos de cicatrices unas se ven y otras muchas no se ven pero están.

Las cicatrices pueden formarse por muchas razones diferentes: pueden ser resultado de infecciones, cirugía, lesiones o inflamación del tejido. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo; su composición varía, por lo que la apariencia puede ser plana, abultada, hundida o coloreada, como también puede ocurrir que duelan o provoquen picazón. El aspecto final de una cicatriz depende de muchos factores, incluido el tipo de piel y la localización en el cuerpo, la dirección de la herida, el tipo de lesión, la edad de la persona que tiene la cicatriz y su estado nutricional.

Si uno no es capaz de entregarse a los placeres de la vida, debería cuestionarse profundamente qué es para él la vida, y quién o quienes les han hecho creer que estaba en lo equivocado o lo acertado, pues las cicatrices no se borran, son un recuerdo de aquello que ha acontecido y nos ha dejado su huella para bien o para mal.

Nuestra sociedad nos ha impuesto la idea de que todo lo que vale la pena implica sacrificio y nos tiene que dejar una cicatriz, pero a mi esa palabra me transmite angustia. En mi vocabulario cotidiano la palabra cicatriz, la he sustituido por pasión, constancia o por tenacidad.

 Las cosas que mejor he aprendido en mi vida han estado dotadas de un ambiente relajado, de una concentración placentera en lo que hacía porque estaba siendo interesante, sin marcas ni rasguños.

Sin embargo, las cicatrices del alma son invisibles. Las cicatrices del alma vuelven a abrirse por heridas del pasado que aún hoy duelen, es un fenómeno que acontece caca cierto tiempo cuando vuelve el recuerdo, de algo que aconteció en tiempo pasado y nos dejó una huella

Los conceptos más difíciles de la vida moderna  y de mi vida personal solo se han acomodado en mi mente y en mi espíritu cuando iban acompañadas de una explicación dulce y una actitud empática, todo lo contrario a los que nos dejó una cicatriz.

La vida nos da un tiempo limitado para que la disfrutemos, independientemente de las marcas que llevamos, así pues desde el recuerdo de mi consciencia he decidido  no  malgastar ni un segundo más de mis pensamientos y de mi tiempo en intentar entender porque algunas personas me hicieron daño con su indiferencia, trataron de humillarme, me traicionaron o me juzgaron, pues la marca ha quedado como si una cicatriz se tratara.

Desde que he tomado consciencia de mis cicatrices, esa parte destinada a estos quehaceres absurdos e inútiles ha quedado vacía de resentimiento y abierta y dispuesta a llenarse de todo aquello que me hace ser feliz. Y es tan sencillo  como vivir un privilegio que no se compra  con dinero, solo se trata de empezar a cuidarse lo que es verdaderamente un regalo.

                                                       Ferrán Aparicio
                                                    15 de mayo de 2018