Hay palabras que las
oyes y te sorprenden y es que por su falta de uso en el lenguaje cotidiano te
sorprenden y tienes que pensar fríamente el verdadero significado que tienen en
el contexto en las que las oímos.
Cuando empiezas a
investigar por aquello de la curiosidad y te documentas llegar a descubrir que
el concepto de fiasco, procede de la
lengua italiana, alude a una frustración o un infortunio y al mismo tiempo éste
término suele asociarse una desilusión o un fracaso.
En los diccionarios de lengua suelen ponerse
sinónimos y en este caso se asocia al
concepto de chasco. El chasco lo entendemos y asociamos al concepto de la
desilusión, decepción, desengaño o sorpresa que produce un suceso o una contestación
inesperada o adversa y también
supone desilusión que causa un suceso contrario a lo que uno esperaba.
Si buscamos sinónimos
obtendríamos la palabra interjección que según su circunstancia o contexto en
la que la manejemos expresa una impresión súbita o un sentimiento profundo,
como asombro, sorpresa, dolor, molestia, etc. Sirve también para apelar al interlocutor,
o como fórmula de saludo, despedida, conformidad, etc.
En cualquier caso
ambas palabras son una expresión de disgusto y dependiendo del énfasis con que
se diga puede tener distintas traducciones.
Esto ocurre también con
expresiones que hemos oído decir como "maldita miseria", que sería
cuando alguien no puede hacer algo por falta de recursos, capacidad o que a la
persona que se le encarga algo no lo haya hecho por alguno de los motivos
anteriores.
Sin embargo cuando oímos
fiasco nos resuena como algo que enmascara falsedad, siendo la falsedad en su
significado absoluto el hecho de negar
lo que es cierto con el objeto en el que niega de favorecerse a sí propio
aunque sea en daño ajeno.
Como consecuencia del
fiasco, normalmente asociamos una decepción, entendiendo la decepción como el pesar causado por un engaño un sentimiento de
insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o
una persona.
La decepción se forma
de unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena y en el caso de que la
decepción, perdure, es un desencadenante para la frustración y más adelante, la
depresión.
El lenguaje es un
conjuro donde todo se puede ir relacionando, unas palabras te llevan a las
otras, bien por encadenación, bien por asociación pues la simple decepción se enfoca más en la
insatisfacción proveniente del aspecto externo, que puede asociarse a la reacción
del fiasco que hemos descubierto y en ocasiones no es suficiente imitar o
copiar cómo lo hacen otros, sino modelar de otros aquello que nos acerca al
resultado o deseo y eliminar lo que por otro lado nos separa de ellos, sin ser
sorprendidos por el fiasco que nos produce.
Ferrán
Aparicio
15 de Abril de 2019