Mucho se ha hablado
sobre los tipos de personas que nos encontramos en esta sociedad, y entre todos
los estereotipos se hallan la gente con una espiritualidad virtual y me refiero
a aquellos estereotipos que trasmiten esa trascendencia, ese lugar de la
existencia en la que nuestra individualidad se disuelve para dar paso a nuestra
universalidad.
Nos
es un tema fácil de tratar aunque a lo
largo de la historia las diferentes tradiciones espirituales nos han hablado de
ello y tratado de instruir en las vías y caminos para experimentarlo.
Al
fin y al cabo e independiente de las distintas corrientes filosóficas que han
evolucionado todas tienen una denominación común en cuanto al concepto de espiritualidad y su reflejo diario y es la
pasión por la vida.
La
pasión de la vida está muy relacionado con la dimensión de la trascendencia
como una metáfora espacial de cierta abstracción y con cierto carácter virtual,
y más en la época que vivimos en la actualidad , donde los virtual es un
concepto asimilado.
Si
hablamos de pasión por la vida, no podía faltar esta dimensión.
Trascender significa
conceptualmente pasar de un ámbito a
otro, atravesando el límite que los separa, pero desde la espiritual virtual,
el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o
superioridad.
En la tradición
filosófica occidental, la trascendencia supone una imagen de algo más allá del
punto de referencia, que resulta difícil de explicar por la idea intuitiva de
lo que se transciende. Al mismo tiempo trascender significa la acción de
sobresalir, de pasar de dentro a fuera de un determinado ámbito, superando su
limitación o clausura, pero que se encuentra por encima de lo puramente
inmanente.
Planteado este silogismo
acabaríamos cerrando consecuentemente
con que la inmanencia es, precisamente,
la propiedad por la que una determinada realidad permanece como cerrada en sí
misma, agotando en ella todo su ser y su actuar.
La trascendencia supone, por tanto, la
inmanencia como uno de sus momentos, al cual se añade la superación que el
trascender representa.
Lo inmanente se toma
entonces como el mundo, lo que vivimos en la experiencia, siendo lo
trascendente la cuestión sobre si hay algo más fuera del mundo que conocemos y
se refiere más a la posibilidad de un conocimiento objetivo de lo real centrándonos
en la problemática de nuestra existencia de un modo inevitable siempre está
abierto a esa dimensión misteriosa de lo trascendente.
Al final si nos situamos desde la observancia,
la espiritualidad virtual no es más que lugar interior en el que nos sentimos
unidos la vida misma, siendo este espacio el lugar en el que trascendemos nuestros
pensamientos, y entramos en el mar infinito e ilimitadode la naturaleza humana.
Ferrán
Aparicio
10 de marzo de 2018