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miércoles, 25 de mayo de 2022

AQUIETANDO EL RITMO

Hay etapas de la vida que uno piensa que salir hacia delante no resulta fácil, especialmente cuando, la vida nos sorprende con un golpe, que pequeño o grande nos hace aquietar el ritmo de vida y nuestra actividad física y se lo digo por una experiencia que acabo de pasar.

Sin embargo ahora que ya empiezo a recuperarme y aceptar la ley de vida, puedo decirles que pensar en positivo siempre me ha ayudado a decir que las casualidades no existen y que muchas veces la vida nos pone a prueba con determinados sucesos y solo la perspectiva del tiempo nos ayuda a comprender determinadas etapas de una vida y la trascendencia de las personas que nos unen a ella.

En estos espacios de tiempo donde las cosas no salen a nuestro gusto es fundamental pensar en positivo y mirar el lado bueno de las cosas , las vivencias vividas y aun cuando no seamos los mismos, antes pues nos falta algo importante y después del fatal acontecimiento, la aceptación ayuda a sobrevenir las circunstancias.

La positividad y en el peor de los casos la trascendencia que después de lo malo llega lo bueno , es una forma de salir adelante en la dirección que tu eliges , al menos en el intento.

Es cierto que todos y todas en mayor medida proyectamos nuestros sueños en nuestra vida, si bien hay etapas que sin borrar debemos asimilar para que han servido, pero como decía Serrat se hace camino al caminar, eso sí siempre en una dirección, pues mientras hay vida hay esperanza.

Si proyectas bien tus sueños, los analizas y usas correctamente tu tiempo es fácil que te equivoques, pero incluso en las equivocaciones siempre hay algo positivo , la acción y la reacción ante los acontecimientos que van sucediendo en cada etapa.

Una clave de disfrutar la vida como en lo de beber y comer o cualquier otra acción es dosificar las cantidades, es más fácil disfrutar de la pequeñas cosas que intentar escalar el Everest sin estar preparado.

No es fácil acertar a la primera , pero la perseverancia en focalizar tu sueño es lo que focaliza el poder conseguirlo , no te desanimes si a la primera no lo consigues , solo se trata de vivir cada momento disfrutándolo , por que cuando se consigue lo que te has propuesto , te olvidas de las caídas y fracasos que has tenido , han sido parte del camino, eso sí, simplemente disfrutado de cada momento de la vida.

Te animo que como dice el dicho, te animes a plantearte la vida, valorando el presente y dándote cuenta que existe un final, por lo que focalizando tus sueños viviras o al menos lo intentaras vivir el momento presente; eso sí, siempre desde una actitud positiva y disfrutando de la vida.



Ferrán Aparicio
25 de Mayo de 2022

sábado, 10 de marzo de 2018

ESPIRITUALIDAD VIRTUAL


Mucho se ha hablado sobre los tipos de personas que nos encontramos en esta sociedad, y entre todos los estereotipos se hallan la gente con una espiritualidad virtual y me refiero a aquellos estereotipos que trasmiten esa trascendencia, ese lugar de la existencia en la que nuestra individualidad se disuelve para dar paso a nuestra universalidad.

Nos es un tema fácil de tratar aunque  a lo largo de la historia las diferentes tradiciones espirituales nos han hablado de ello y tratado de instruir en las vías y caminos para experimentarlo.

Al fin y al cabo e independiente de las distintas corrientes filosóficas que han evolucionado todas tienen una denominación común en cuanto al concepto de  espiritualidad y su reflejo diario y es la pasión por la vida.

La pasión de la vida está muy relacionado con la dimensión de la trascendencia como una metáfora espacial de cierta abstracción y con cierto carácter virtual, y más en la época que vivimos en la actualidad , donde los virtual es un concepto asimilado.
Si hablamos de pasión por la vida, no podía faltar esta dimensión.

Trascender significa conceptualmente  pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa, pero desde la espiritual virtual, el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o superioridad.

En la tradición filosófica occidental, la trascendencia supone una imagen de algo más allá del punto de referencia, que resulta difícil de explicar por la idea intuitiva de lo que se transciende. Al mismo tiempo trascender significa la acción de sobresalir, de pasar de dentro a fuera de un determinado ámbito, superando su limitación o clausura, pero que se encuentra por encima de lo puramente inmanente.

Planteado este silogismo  acabaríamos cerrando consecuentemente con que  la inmanencia es, precisamente, la propiedad por la que una determinada realidad permanece como cerrada en sí misma, agotando en ella todo su ser y su actuar.

 La trascendencia supone, por tanto, la inmanencia como uno de sus momentos, al cual se añade la superación que el trascender representa.

Lo inmanente se toma entonces como el mundo, lo que vivimos en la experiencia, siendo lo trascendente la cuestión sobre si hay algo más fuera del mundo que conocemos y se refiere más a la posibilidad de un conocimiento objetivo de lo real centrándonos en la problemática de nuestra existencia de un modo inevitable siempre está abierto a esa dimensión misteriosa de lo trascendente.

Al  final si nos situamos desde la observancia, la espiritualidad virtual no es más que lugar interior en el que nos sentimos unidos la vida misma, siendo este espacio el  lugar en el que trascendemos nuestros pensamientos, y entramos en el mar infinito e ilimitadode la  naturaleza humana.

                                                           Ferrán Aparicio
                                                       10 de marzo de 2018


lunes, 25 de abril de 2016

PASANDO LOS AÑOS


La verdad es que hay veces que me sorprendo a mí mismo desde la perspectiva del tiempo y del espacio, y es que durante mucho tiempo he sido tremendamente crítico con algunas cosas y también con algunas personas, sin embargo desde hace algún tiempo me siento como espectador elocuente de lo que veo, siento o padezco, y no me reconozco.

Considero que he sido muy fiel a mis principios y valores y que la dignidad de mi pensamiento, la he mantenido y defendido, pues en cualquier caso me había costado forjarlo, incluso en asuntos en los que sabes que mucha gente no va a estar de acuerdo contigo, pero fiel a mis principios, carácter y educación, lo mantenía hasta límites peligrosos.

Con el paso del tiempo no sé si por comodidad o acomodación en mi zona de confort o por que la tranquilidad ha invadido mi vida y me ha vuelto más pacífico,…, soy capaz de oír, ver, y callar ,.., incluso de tragar carros y carretas, pues ya no me altero en absoluto, incluso disfruto de opiniones y criterios que si bien me sorprenden, no me cambian ni me afectan, como si de un espectador común de cine de barrio se tratara y saliera con esa sensación del cine en que ni me ha gustado ni disgustado la película que había visto, simplemente había asistido a su exhibición.

Por otra parte y hablando en voz alta, ya no se trata de lograr una actitud positiva adquirida pues el pensamiento positivo me parece como mínimo peligroso, sino de esa sensación que se llega a tener de triunfar con lo natural y lo auténtico como valores indiscutibles, especialmente cuando han ido pasando los años.

Quizás y sólo quizás ese reconocimiento de la actitud ante la vida es una de las razones por la que como acto reflejo y sin perder un ápice de tu personalidad te das cuenta de lo que vale la pena y de lo que no vale la pena y creo que esa es una de las razones por la que algo en lo que participas tiene más repercusión de lo que aparentemente se percibe, aunque sea como espectador.

 Al final nos pierde la emoción, unas cosas nos emocionan y otras ni nos hacen inmutar y es que todo tiene un componente emocional y al reflejarlo en una actitud consigues sintonizar con otros a quienes les ha sucedido y sobre todo, sentido algo similar, causalmente conectas cada día más con los espectadores de ese programa llamado pasando la vida que con los que acabo de despertar.

No tengo dudas de que cada día uno es más prudente pues la experiencia es un grado, pero hay que asimilar que abrirte a dar una opinión en público en ocasiones resulta un riesgo innecesario, especialmente en asuntos que van más allá de lo técnico y objetivo, y no se otorga una solución especifica desde lo general.

Es muy fácil atraer a quienes coinciden en tu postura y están hartos de las mismas cosas que tú, pero también es necesario comentar y ofrecer tus soluciones y alternativas, especialmente si las has probado y te han funcionado porque para decir chorradas cualquiera vale y eso te das cuenta cuando van pasando los años.

Ferrán Aparicio
25 de abril de 2016





viernes, 25 de diciembre de 2015

LUCES DE NAVIDAD


Hay días en el año que de alguna forma relucen de una forma especial y entre ellos se encuentra el día de Navidad, nos guste o no nos guste.
Desde un punto de vista agnóstico la navidad significaba la celebración del solsticio de invierno en el hemisferio norte, para los cristianos, el nacimiento o pasión del niño Jesús recién nacido, en ambos casos se revive como algo nuevo, pero en ambos siempre hay luces por navidad.

La navidad por sí misma es una época llena de connotaciones pues todos y digo todos, incluso los agnósticos y  muy escépticos de alguna forma hemos tenido que oir resonar campanas, villancicos y ver luces de navidad  en algún momento y es que en nuestro entorno siempre hay algún símbolo que nos recuerda que estamos en Navidad nos guste o no nos guste, la celebremos o no la celebremos.

Y es que resulta  imposible en un ámbito occidental y ya en muchos no tan occidentales donde el arraigo misionero llegó por excelencia, el no poder ser invadido por luces de colores, adornos, árboles de navidad y como no y más al norte hacia el sur, de la invasión de Papa Noel que llegó de repente sin haberlo llamado a nuestras vidas.

La comida, el abeto, el Belén o los adornos son acontecimientos u objetos simbólicos comunes a todas las familias, que sirven para dar sentido a estas fiestas, y cada una los apropia organizándolos a su manera y atribuyéndoles sus propios valores, pero la luz, las velas y otros adornos son los que  participan para dotar a dar una atmósfera mágica.

Las fiestas de navidad siempre tienen la misma secuencia y es que después de haber pasado por una nochebuena en que los excesos han hecho su aparición en la mesa familiar, se llega en pocas horas, la hora de volver a compartir mesa de nuevo con familia bien natural bien política con sus correspondientes intercambios de regalos simplemente por la obligación del calendario y como siempre de una manera rutinaria, lo cual por sí mismo es un exceso, el que se lo pueda permitir, y hasta al  cuerpo humano le llama la atención.

El problema general surge cuando en la mesa nos faltan personas que nos han creado nuestra navidad especial y a las que echamos de menos  y pasamos de ser el personaje estrella a personaje de  segunda generación bien porque hemos accedido a la paternidad , bien porque  disfrutamos de los niños de los demás.

La navidad perdura y perdurará, independientemente del posicionamiento que tenga la sociedad, la familia o el individuo pues como testigo  y muestra heredada de la generación anterior trasciende de su contenido como una etapa más en el sosticio de inviernbo , que queramos o no sucede todos los años.

La magia de la navidad queramos o no queramos nos sirve para unir familias, que con su magia y su luz, nos posiciona ante el mundo y a nosotros mismos ante él y ante nuestra familia, como siempre sin más.

 

                                                             Ferrán Aparicio

                                                    25 de Diciembre de 2015

 

domingo, 5 de julio de 2015

PERDONA ATU PUEBLO,SEÑOR


Siempre hemos oído hablar de aquello de que perdono pero no olvido, o todo su contrario , …, olvido pero no perdono , pero realmente nos hemos cuestionado que es el perdón, me pregunto.


Perdón, es según la Wikipedia, la acción por la que una persona que estima haber sufrido una ofensa decide no tener resentimiento de modo que las relaciones entre el ofensor y el ofendido no queden afectadas o en su caso queden menos afectadas. Pero la verdad es que no me convence mucho el hecho de que una persona se sienta ofendida por la actitud de otra , salvo que por error o excepción haya una amenaza directa.


En general la vara de medir cada uno la tenemos de un color y una longitud gracias a Dios o por la gracia de Dios, es por esto que lo que otras personas considerarían una ofensa para mi puede no ser más que un desafortunado comentario o acción aislada.


También hablando muy por encima, el perdón no beneficia a nadie, pues el ofendido que no manifiesta su resentimiento no comunica al ofensor, su sentimiento no es conocedor de dolo o culpa que le acontece y así con todas las interrelaciones que pueden ocurrir.


En cualquier caso lo que es evidente que para pedir perdón tenemos que ser conscientes de que hemos ofendido y en su caso que el perjudicado de la ofensa se sienta ofendido, lo cual muchas veces no lo sabe ni el mismo, ni nosotros por ignorancia, acción u omisión.


El problema del perdón radica en cuanto las dos partes son conscientes y conocedoras y no son capaces de llegar a un punto intermedio bien por orgullo o simplemente por convicción de argumentos.


Lo que es evidentemente claro es que perdonar no es otorgar clemencia, pues en este caso no trascenderíamos la pena que llevamos dentro tanto como ofensores como ofendidos.


Al final de todo, uno llega a la conclusión que pedir perdón es un sentimiento egoísta de liberación de culpa, por el que ni la persona ofendida o muy ofendida alcanza el poder de la negociación de éxito o batalla ganada y la que ha ofendido no se libera totalmente de la sensación de haber actuado según sus principios generales.


Lo que está clarísimo y no es discutible o al menos eso a mí me parece, es que perdonar sea renunciar a tus derechos, ni negociar nuestros principios y valores que nos definen, pues supondría el principio de una sociedad sin endosicrasia, lo cual nos llevaría a ser una sociedad individual enfrentada por el principio del rencor y resentimiento.


En definitiva lo que es más común por humano que somos, es el hecho de buscar la tranquilidad del alma, es decir saber cuándo y cómo tenemos que utilizar el perdón, tanto como ofensores como ofendidos, y desde el egoísmo tener una mente más amplia para reconocer hasta dónde puede llegar la ofensa del que la pretende y plantearnos siempre la postura en contrario para reconocer la intencionalidad de los acontecimientos, por que como dice el dicho: líbrame señor de mis enemigos que de mis malos amigos ya lo hago yo, eso si como siempre, perdonándolos.


Ferrán Aparicio
5 de Julio de 2015