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viernes, 10 de junio de 2016

INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES

La pura realidad es que cada día aprendemos algo de lo que vemos, sentimos o escuchamos y por supuesto leemos , aunque dicen los expertos que de esto último, sólo nos queda el diez por cien de lo que ejercitamos.

En el momento que vamos a vivir de nuevo los españoles de turno o al menos los que decidan ejercer sus derechos, me llama la atención la disfunción semántica que se produce entre los términos de inhabilidades e incompatibilidades, aunque como siempre depende del sentido con que se diga o simplemente la situación  en que se produzca.

Lo que resulta bien claro es que no es lo mismo ser que parecer, y con estos términos ocurre un poco lo mismo, hay una gran diferencia entre la inhabilidad y la incompatibilidad y además es extensible a muchos aspectos de la vida desde el amor al dolor, pasando por el ser y el estar, por no mencionar el esperar,  simplemente por vocación o dedicación.

La inquietud en la gran diferencia entre ambos términos, la marca el tiempo en el que se sitúan estos términos y un poco en la integridad con la que nos enfrentamos a ellos.

Dicen los expertos jurídicos, como siempre según su leal y buen entender, salvo mejor fundamento basado en derecho que las inhabilidades son situaciones de hecho previo a la elección que impiden a la persona postularse validamente para ostentar una situación , ejercicio o profesión, por decir un algo mientras que las incompatibilidades son situaciones de hecho coetáneas al desarrollo de un aspecto , cualidad o en su caso ejercicio de una actuación, generalizando de una forma simple e intentando que ambos términos nos sirvan para cualquier caso o situación.

Las incompatibilidades como concepto comina a la persona a la incapacidad  de hacer, desempeñar o realizar determinados actos, incluso trabajos sin embargo la inhabilidad es un estado previo a la incompatibilidad que determina que la persona no es hábil para el desarrollo de lo que se propone.

Resulta chocante como todos incluso pensando muy diferente nos damos cuenta de cuantas personas inhábiles e incompatibles estamos rodeados.

La voluntad también diferencia a estos términos en cuanto la incompatibilidad otorga la posibilidad a renunciar a seguir actuando, viviendo, o simplemente trabajando con el fin bien de dar una legalidad a la situación o simplemente  liberarse de algo con lo que no comulgamos. Cosa que no sucede con la inhabilidad, porque una vez una persona se encuentre inhabilitada o se un inhábil no tiene ninguna alternativa para superar tal situación, toda vez que no depende de su voluntad.

Les animo a planteárselo, yo ya lo he hecho y he llegado  a convencerme de cuan equivocados estamos muchas veces con los términos con los que convivimos.
                                                          
                                                                      Ferrán Aparicio
                                                                  10 de Junio de 2016


martes, 15 de marzo de 2016

VOLUNTAD DE VOLUNTADES


VOLUNTAD DE VOLUNTADES,.., TODO ES VOLUNTAD
Después del último post en el que se hablaba de la intuición como el despertador biológico de los instintos básicos que las personas tenemos de una forma innata, en ese instinto básico de la supervivencia, sólo queda añadirle un poco de sal, para tener la receta perfecta y es que voluntad de voluntades,.., todo es voluntad.
 
El gran filósofo José Antonio Marina describe la voluntad como “la motivación inteligentemente dirigida ó la motivación dirigida por la inteligencia” e  intuitivamente no le falta razón.
 
No hay nada que se pueda comenzar si no hay voluntad de hacerlo, por mucho que tengamos claro el poder del deseo. La voluntad de hacer y ponerse en marcha es lo que determina que la motivación aparezca, ya que es la manera de ejecutar inteligentemente el motivo que nos mueve.
 
En ese acto inerte y voluntario, valga la redundancia es donde comienza la chispa  que enciende el mecanismo para que comportamientos que suelen ser  automáticos, empiecen a ser conscientes y voluntarios y es ahí donde nuestra libertad de hacerlo o no hacerlo tropieza con el factor motivación.
 
Normalmente nada es gratuito y todo nos cuesta algo, es por ello que muchas veces la voluntad  quede rezagada en la desgana, el cansancio o simplemente en el aburrimiento bien por falta de motivación, bien porque no tenemos claro que lo que nos proponemos voluntariamente  va a tener una meta clara.
 
El deseo es una llamada a la acción que necesita ser  reforzado por la voluntad, sin embargo una interrelación  en exceso o defecto de deseos   afectan a la voluntad, haciendo nuestros objetivos más inapetentes de la misma forma  que la esclavitud de la voluntad nos hace prisioneros en forma de adicciones y emociones.
 
De todos es sabido que  aplazar  la realización de nuestros trabajos y  proyectos consume más tiempo y energía que iniciarnos en su camino de ese momento mejor que sin embargo nunca llega.
 
Otros depredadores de la voluntad son aspectos como, la rutina, la inconstancia, la incapacidad, la obcecación o la tozudez, pues marcan un  camino improductivo que reducen la voluntad haciéndola fracasar.
 
Al final  de cualquier razonamiento  llegamos a la primera premisa como con cualquier silogismo en que la calidad de la voluntad va a depender de la calidad de la inteligencia, es decir en valorar lo que queremos voluntariamente e inteligentemente, porque  en cualquier caso, voluntad de voluntades,…, todo es voluntad.
 
                                                         Ferrán Aparicio
                                                    15 de marzo de 2016