El mundo está lleno de maravillas y
aventuras por descubrir. En los últimos meses hemos tenido que adaptarnos a una
nueva situación, originada por el coronavirus, que ha obligado a posponer
muchos planes y viajes que esperábamos con ilusión, como cada año haciendo
planes para nuestra etapa vacacional.
La pandemia por
coronavirus ha provocado que los meses
de confinamiento, la situación crítica que se ha vivido en los
hospitales, los duelos sin despedidas y la crisis económica den paso a
otra crisis sanitaria, y en especial a la situación de escepticismo emocional.
Ese escepticismo se ha producido
en la medida que el encierro disminuye, la posibilidad
de contagios también genera soledad, perdiendo la rutina habitual ,ya sean
actividades del hogar, el trabajo y la escuela, así como actividades físicas y
de esparcimiento, con esto hay pérdida o reducción de la interacción social con
familia y amigos.
Este impacto, además, puede
llevar a síntomas más graves como depresión o sentimientos de desesperanza,
tristeza, cambios en el apetito, insomnio o dormir demasiado, ansiedad, estrés
agudo o incluso síntomas de estrés postraumático, ira, fastidio y agotamiento
emocional intenso.
El coronavirus es un
estresante psicológico significativo, además, tiene un gran impacto en todas
las facetas de la vida y organización de las personas en prácticamente todos
los sectores sociales y económicos del mundo. Además a ese escepticismo
emocional se suman una sensación de lentitud física y mental, hastío y
aburrimiento, desánimo para realizar actividades comunes e irritabilidad y
enojo, lo que denota que nos ha cambiado en nuestra forma de ser y de pensar.
Los especialistas determinan
que el estrés, el aislamiento social y la violencia familiar probablemente
afecten la salud cerebral y el desarrollo de los niños pequeños y los
adolescentes, además, la reducción de la actividad física y la disminución de
los estímulos intelectuales aumentan el riesgo de reacciones sin patologías claras,
por no hablar de la forma de trabajar vía telemática , eso si aquellos que
hayan tenido la suerte de mantener su trabajo y no caer en un ERTE sin fecha de
caducidad.
Solo se trata de reconocer las emociones y aceptarlas, y también es
importante que se compartan evitando saturarse de información y buscar fuentes
confiables, y aceptarlo con naturalidad independientemente que nos sintamos
vulnerables y a la par escépticos por un futuro poco fiable.
Esta pandemia también nos ha
dado la oportunidad de replantearnos , mucha gente ha considerado la posibilidad
de cambiar de casa y vivir en el campo en plena naturaleza donde el contagio
puede ser relativo pero también nos ha dado tiempo eso que ahora tenemos y nos permite ejercer otras actividades como
aprender algún idioma, reforzar conocimientos o habilidades del trabajo y
realizar alguna manualidad, así como ejercitarse físicamente.
Al final lo aceptamos todo
incluso estar escépticos de una forma pura y dura, pues esos nuevos planteamientos
nos pueden ayudar a afrontar las consecuencias del aislamiento que, además de
prevenir los contagios, también resta posibles consecuencias.
Ferrán Aparicio
20 de agosto de 2020