No sé si porque me estoy ya
haciendo mayor y peinando alguna que otra cana, bien porque no como rabos de
pasa, pero el olvido está cada día más presente en vida diaria.
Lo mejor de todo es que el olvido como concepto es
en realidad y desde un punto de vista de psicológico, la plasmación interior y exterior, posterior al
perdón, lo cual ya es difícil pues hay una vieja frase, que de vez en cuando se
oye que es: perdono pero no lo olvido,
que al fin y al cabo ratifica el proceso racional y conceptual.
También es importante diferenciar los conceptos y entenderlos, con nuestra actitud ante la vida, pues una cosa es olvidar y otra recordar desde la propia experiencia y sabiduría, y desde la perspectiva del tiempo, generalmente se formaliza desde el recuerdo de lo vivido.
Quizás
en el olvido se debe depositar todo aquello que de alguna forma u otra nos ha
supuesto un agravio y que en principio no nos aporta ningún beneficio
independientemente de la experiencia que nos ha aportado que no debemos recordar
pero si considerar.
Muchas
veces el olvido es despiste o falta de importancia a algo que realmente no nos
preocupa pero otras veces establece la condición sin la cual no se puede
continuar para salir del sufrimiento que nos produce y otorga el rencor
almacenado.
En
el tiempo el olvido, es vivir el
presente y proyectarnos al futuro, sin más, pues olvidar al fin y al cabo es no
dejarse anclar en el pasado.
Pero
olvidar también genera un sentimiento placentero que hay que experimentar de
una forma solidaria con uno mismo pues al fin y al cabo somos los primeros
beneficiados en sus consecuencias inmediatas
en cuanto que desaparecen del presente y se impide su proyección en el
futuro.
Todos
y digo todos tenemos cosas que no perdonamos y consecuentemente no olvidamos y pensándolo
fríamente solo manifestamos una muestra de intolerancia contenida hacia
nosotros mismos que no lleva más que acumular rencores y problemas posteriores.
Al
final de todo, la pócima de la felicidad, resulta mucho más sencilla de lo que
nos parece y en relación al olvido, sólo se trata de no volver a prestar
atención a algo que pasó y nos afectó de alguna manera.
También
es cierto que independientemente de que se olviden los agravios recibidos no
hay que olvidar y valga la redundancia, que no podemos seguir contagiándonos de
la toxicidad de las personas, situaciones, hechos y amores que son buenas razones
que propiciación y generaron la situación de la separación, anulación u olvido.
Olvidar
no requiere ningún procedimiento, es tan simple como ser consciente de que
tenemos derecho a vivir, lo que nos pertenece como propio derecho, como siempre,..,
sin más.
Ferrán Aparicio
30
de Octubre de 2016