Hace muy pocos días
me llegó como siempre no sé si por casualidad o causalidad, un pequeño párrafo que
no tiene desperdicio y que les voy a reproducir para empezar a hablar y escribir
, se trata de un pequeño texto de Antoinen de Saint Exupéry ( 19900-1944) , que
escribió libros noveles como son “ El principito “ ( 1942) y “ Cartas a un rehén “
( 1944) , que por cierto tengo pendiente , y de esta semana no pasa, y decía:
“Hay
amistades hechas de risas o dolores compartidos;
otras de horas de escuela, otras de
salidas, cines y diversiones. Otras de un momento clave vivido en la
coincidencia…. Y luego aquellas que nacen sin saber porqué ,…, incluso en los
silencios comprendidos o de simpatía
mutua, no tienen explicación.”
Por definición y partiendo de patrones y definiciones
básicas , la wikipedia como enciclopedia social hecha entre la aportación de mucha
gente, que no por la academia define la
amistad como: una relación afectiva entre dos o más personas siendo una de las relaciones interpersonales más
comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida.
A
más abundancia a colación de cómo define la amistad Antoinen de Saint Exupéry; la
amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de
importancia y trascendencia.
La
amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes y sentimientos comunes
al igual que confianza mutua. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de
relacionarse y otras que tardan años en hacerlo, igual aparecen que desaparecen, como siempre sin más.
Puede
haber relaciones amistosas donde interviene una persona y otro tipo de
personalidad o de una forma animal, la costumbre crea conceptos virtales que el
tiempo delapida por falta de esencia vital.
Me
planteo que si haces una reflexión de toda la gente que ha pasado por tu vida,
al final de una temporada más o menos larga te das cuenta que tan sólo han sido
amigos imaginarios, aquellos personajes ficticios que nos hemos hecho a imagen y semejanza de nuestros gustos, ideas, y necesidades momentáneas y
coetáneas, aunque en el fondo sabíamos que eran temporales.
Es
que la amistad porta algunas de las características con las que Aristóteles
describía a la realización o finalidad humana.
Al
final sabiendo que la amistad como en el amor, ni se busca ni se compra, se
encuentra que delegamos en el tiempo con los amigos y amigas, porque ese tiempo
vale por sí, es puro gasto y regalo, sin otro fin que esa experiencia misma.
Vamos
juntos por la vida, incluso cuando no nos veamos por largos períodos, caminando
hasta nuestro fin. Finalmente, nadie nos puede quitar la experiencia de la amistad, porque incluso cuando ya nos tocó enterrar amigos, los seguimos
llevando con nosotros.
Ferran Aparicio
1 de octubre de 2017
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