Después de una baja temporal
en mi ciudad, me he quedado prendado de como la evolución social y la comunicación
social han llegado a la calle.
Paseando por la ciudad, me ha
llamado la atención como la calle va más lejos y hemos pasado a trascender el
arte en la calle. La calle se ha convertido en un escaparate de la vida social,
donde los cuestionamientos artísticos pueden superar sus límites simbólicos y
acceder a cambios radicales no sólo a nivel de representación, sino a nivel de
la realidad misma.
En todas las ordenanzas
municipales que conozco, siempre se ha tratado el tema del tratamiento estético
de las medianeras, en cuanto que son parte estética del edificio y parte de
impacto visual urbano, en definitiva, un elemento que aceptamos y comprendemos
como tal. Pero en la evolución urbana
actual estas medianeros, muros y vallados de parcelas, se han convertido en
lienzos de expresión artística dotando de un escaparate natural de la expresión
artística y social.
Un paso más allá es cuando las
persianas de los locales comerciales, normalmente pintadas de gris o efecto
metálico plateado, de común acuerdo entre el artista y los propietarios se
convierten en cartel anunciador del producto que se ofrece, el comercio que la
posee.
En este sentido la calle y los
espacios y elementos urbanos de naturaleza privada, favorecen esa esquiva
relación porque al no aislar el arte de sus productores-consumidores y en
general la sociedad en su totalidad, mantiene la trama de sus relaciones
interpersonales.
Hasta ahora el arte pertenecía
al espacio museo-galería, donde los actores sociales preponderantes de la
sociedad se apoderaban de toda producción simbólica de la sociedad y se apoderaban
de toda de toda la producción artística de la sociedad, lo descontextualizaba
en un ámbito exclusivo, con un acceso intimidatorio limitado a unas clases
sociales que comercializaban particularizando el fruto del omnívoro poder económico.
El arte urbano permite la
participación del espectador en cuanto le supone ser sujeto pasivo destinado a
la captación del mensaje del artista. Muchos críticos profesionales en el mundo
del arte consideran estas artes como subartísticas o simplemente indignas de
ser consideradas como arte, si bien en la mayoría de los casos, las obras
quedan firmadas por los autores, siendo un producto individualizado y
reconocido.
De la observación de estas
manifestaciones y habiendo investigado un poco sobre las tendencias, se puede
distinguir desde las que su objeto final varía desde la tendencia urbana que
procura modificar la difusión del arte a través del espacio urbano a las obras
que se destinan a la transformación del entorno, buscando actuar sobre la
consciencia de los participantes y convertir las obras en ensayos o detonantes
de un mensaje personal.
En
cualquier caso es un lujo desde mi punto de vista que el entorno urbano se
revista de arte siempre y cuando se respeten las normas de convivencia y
urbanidad, agrupando aquellas expresiones que intentan alterar lúdicamente los códigos
habituales el entorno físico y social de la ciudad.
Ferran Aparicio
15 de octubre de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario